Las Luces de la Memoria volverán a iluminar el cielo de Ávila, si el tiempo lo permite, en señal de cariño para los enfermos de Alzheimer, como símbolo de sus recuerdos y como "una manera de visibilizar que en la oscuridad de la enfermedad siempre hay luces que se unen". La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Afávila, vuelve a estar detrás de un "evento bonito y muy significativo" que volverá a realizarse en la noche del 5 de enero, tras la Cabalgata de los Reyes Magos (21,30 horas), en la explanada del Lienzo Norte. Se trata de un lanzamiento colectivo de farolillos encendidos que, con un coste simbólico de 3 euros (dos por 5 euros), se pueden adquirir previamente en el Centro de Atención Integral a Demencias (calle Antonio Veredas, 84) o en las casetas que se habilitarán en la propia explanada como punto de venta.
Todo dependerá, eso sí, del tiempo, ya que "si llueve los farolillos no se podrán tirar por la humedad", aunque en cualquier caso "estaremos allí", no en vano también se puede colaborar con una fila cero, apuntó la presidenta de Afávila, Montserrat Cortés. Las expectativas pasan por poder superar los 1.500 farolillos de otras ediciones, todo ello para "simbolizar los recuerdos de las personas que padecen la enfermedad y quieren que se mantengan vivos para preservar su identidad".
Además de ofrecer una actividad "muy especial" en la noche más mágica del año, esta novena edición de la iniciativa mantiene los mismos objetivos de llamar la atención sobre la enfermedad y dar a conocer el trabajo de la asociación, la cual tiene el foco puesto en "seguir creciendo en el medio rural" en usuarios y personal con la implantación de talleres de estimulación cognitiva dirigidos al envejecimiento saludable y a la detección precoz de la enfermedad. En este sentido, tanto la presidenta como la directora, Aurora Fernández Cid, hicieron un llamamiento a las instituciones para que ayuden a financiar estos servicios en el medio rural de la provincia de los que ya se benefician cerca de 200 personas en localidades como Burghohondo, Piedrahíta, Martiherrero, Crespos, Fontiveros o Arenas de San Pedro. A estos se unen las 95 personas que se atienden en el centoro de Ávila, todo ello con una plantilla que ronda los 40 trabajadores. "Si hay personas que tienen interés en que se implanten estos talleres en sus pueblos, que se pongan en contacto con sus ayuntamientos porque se eligen en función de la demanda de usuarios, no del tamaño del municipio", explicó la presidenta, quien resaltó el "esfuerzo" que está haciendo Afávila para llevar este "derecho" a la provincia.