Durante los últimos días, Diario de Ávila les ha trasladado algunas de las innumerables muestras de solidaridad y apoyo que los abulenses están llevando a cabo para ayudar a los afectados por la DANA en los municipios de Valencia. Una colaboración anónima y desinteresada que es digna de alabar y cuyos protagonistas y sus beneficiarios no olvidarán nunca.
Sin embargo, hay otros abulenses que se encuentran en el lugar de la catástrofe ayudando debido a su trabajo y a su vocación de servicio público. Se trata de los 25 miembros de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) del Puerto El Pico que el Ejecutivo de España, a través de la Subdelegación del Gobierno en Ávila destinó para colaborar con las labores de limpieza y rescate de unas localidades arrasadas por el temporal.
Francisco Javier García es uno de los miembros de la BRIF que se encuentran destinados en Sedaví, donde llegaron el pasado domingo. «La visión que hay aquí es de una zona en guerra, iba a decir que sin muertos, pero también los hay. Es todo una locura», comentó para explicar gráficamente el panorama que se vive en Sedaví y el resto de localidades. Durante los primeros días dedicaron sus esfuerzos a limpizar el cauce de los ríos y a liberar salidas de agua para evitar obstrucciones antes de pasar a otras tareas igual de necesarias como la retirada de enseres de las casas o de coches inservibles de las calles para permitir el acceso de maquinaria de limpieza. Como curiosidad, todo el material retirado de las vías urbanas, vehículos incluidos, se transportan a descampados situados a las afueras del municipio que se han convertido en vertederos improvisados, con las mala salubridad que esto conlleva y que ya está empezando a notarse. «Nosotros nos dedicamos a lo que nos van solicitando. El jueves estuvimos en una residencia de ancianos despejando los jardines para que los usuarios pudieran salir allí después de seis o siete días en sus habitaciones», comentó Javier.
Un testimonio desde la zona cero de la catástrofeEvidentemente, durante las jornadas que llevan trabajando en Sedaví, los miembros de las BRIF han podido conocer de cerca los testimonios de unas personas que, en unas pocas horas, vieron como el agua arrasó con todo, incluidas sus vidas, a su paso. «Todos dicen que les pilló de sorpresa, porque en esta zona no llovió. Dicen que era un tsunami que iba de la tierra hacia el mar», relató. La fuerza de la corriente fue tan grande que en algunas calles de la localidad aún se puede ver la marca que alcanzó el agua, en algunos casos superior a los dos metros de altura.
Sin embargo, dentro de tanta devastación y tristeza, parece que poco a poco ya asoma la esperanza y la luz. «Los dueños de algunos comercios comentaban que, siendo optimistas, querían empezar a trabajar después de Reyes, para la segunda semana de enero», desveló Javier. Es decir, más de dos meses desde el paso de la DANA. Por tanto aún queda mucho trabajo por hacer y mucho lodo y suciedad por limpiar antes de que la vida vuelva a la normalidad en Sedaví.
Hoy, precisamente, finaliza el primer turno de seis días de los miembros de las BRIF del Puerto El Pico desplazados en Valencia. Mañana regresarán de nuevo a Ávila para un descanso de tres días antes de que el miércoles vuelvan de nuevo al lugar de la catástrofe para continuar con su labor de limpieza y rescate. Unos trabajos que, en principio, terminarían el lunes 18 de noviembre, pero que es bastante probable que se extiendan durante más tiempo. Su formación y su experiencia en incendios y otras catástrofes resultan necesarias para que los vecinos de Sedaví recuperen su normalidad lo antes posible. Bravo por Javier y el resto de sus compañeros de las BRIF.