Navalmoral se convirtió en la tarde de este sábado en un lugar de emociones. La de un pueblo volcado, ilusionado con aquello de remar en la misma dirección porque eso es lo que han hecho desde hace unas cuantas semanas. Todo para sumergirse de lleno en la Navidad y dar forma a un Belén Viviente, que a tenor de cómo salió será el primero de muchos. La plaza Chica acogió numerosas escenas del evangelio y ante todo a los más de 100 figurantes con los que ha contado esta iniciativa que sale del trabajo al unísono tanto del propio Ayuntamiento como de los vecinos y es que trimestralmente se reúne la corporación municipal con las distintas asociaciones de la localidad  para hablar, para proponer y ésta fue una propuesta que salió hará dos meses y medio y en la que llevan trabajando desde entonces. Por supuesto que se dio vida a ese portal de Belén con San José, la Virgen María y el niño, pero el niño de carne y hueso y que también se llama en la realidad Jesús. Todo un angelito que la verdad es que en el tiempo que estuvo Diario de Ávila visitando la zona no dio ni un ruido. Por supuesto siendo tan pequeño había plan 'b' por si las moscas. La verdad es que a pesar de que se llama la plaza Chica fue lo suficientemente espaciosa para albergar numerosos puestos todos animados con posadas, fruterías, un horno, zona para teñir telas, espacio para cesteros, hilanderos, alfareros, castañeros, gente trabajando la madera o a pie de molino, Reyes Magos recibiendo las cartas, el castillo de Herodes. Muchos niños y también muchos adultos entre esos figurantes sonrientes que tampoco dudaron en cantar villancicos para animar un belén al que no le faltaba detalle.

En un rincón también unas ricas migas para luego poder picar algo y muy destacable el hecho de que todo el material empleado en el Belén Viviente, como destacó el entusiasmado alcalde de Navalmoral «hecho con material reciclado». Alabó el regidor, Juan Lorenzo Herranz,  la inmensa implicación de un pueblo que se congregó para disfrutar de la iniciativa y que había elaborado sus disfraces respetando los cánones de la época. No es de extrañar que vecinos y visitantes se sorprendieran al llegar a la plaza del buen trabajo y se escuchara muchas veces aquello de «qué bonito, cómo lo han trabajado o no falta detalle». A ello añadimos la ilusión que desde fuera percibió Diario de Ávila al visitar al lugar, la amabilidad de sus gentes y el orgullo que ciertamente sentían por el trabajo bien hecho y en comunidad. 

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