Cada año, la Diputación Provincial de Ávila publica un Plan Territorial de Emergencias para la provincia (PLATEA) en el que recoge todas las particularidades del territorio y los posibles peligros que estas entrañan. Entre los puntos que incluye se encuentra el riesgo de inundaciones, ahora muy a tener en cuenta tras los sucesos recientes de Valencia.
Los resultados publicados sobre este aspecto en el documento emitido el pasado mes de octubre se basan en informaciones recopiladas de cinco fuentes: el estudio precedente de distribución de la red de parques de extinción de incendios y salvamento de la Junta de Castilla y León, el Riesgo Poblacional de inundaciones del INUNCyL del Geoportal de Protección Civil de Castilla y León, el inventario de emergencias del Servicio 112 de la Junta, la Información Geográfica de Referencia de Hidrografía (IGR-H) y de Poblaciones (IGR-P) del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y las áreas con riesgo potencial significativo de inundación (ARPSIs) del primer y segundo ciclo (2011 y 2018) del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Después de analizar y cotejar toda esta documentación, el Plan de Emergencias de la institución provincial recoge que hay 20 municipios abulenses catalogados con riesgo alto de inundaciones: El Arenal, Ávila capital, Blascosancho, Candeleda, Cardeñosa, Espinosa de los Caballeros, El Fresno, Gutierre-Muñoz, Hernansancho, El Hornillo, Mingorría, Navaluenga, Orbita, Pajares de Adaja, Papatrigo, Peñalba de Ávila, Pozanco, San Pascual, Vega de Santa María y Villanueva de Gómez. Llama mucho la atención que varias de las localidades pertenecen al tramo medio del Río Adaja, mientras que solo hay uno de la cuenca del Alberche (Navaluenga), municipio que sufre estas situaciones con cierta frecuencia.
Como se ha explicado, este informe es el resultado del estudio de documentaciones procedentes de distintas instituciones, que obedecen a diferentes criterios. Así las cosas, la fuente del Riesgo Poblacional de inundaciones del INUNCyL del Geoportal de Protección Civil de Castilla y León no cataloga ningún municipio abulense con el riesgo alto de inundación, y solo contempla siete con riesgo medio (Ávila, El Barco de Ávila, Candeleda, Cardeñosa, Madrigal de las Altas Torres, Navaluenga y Piedrahíta).
El Servicio de Emergencias 112 de la Junta de Castilla y León, por su parte, recoge en su informe las intervenciones que ha realizado en materia de inundaciones en los últimos tiempo en la provincia de Ávila: 21 por desbordamientos de cauces de los ríos, 87 por una única inundación, seis por varias inundaciones al mismo tiempo y dos por inundaciones que precisaron de salvamento de personas. Estas actuaciones provocaron que realizaran una actualización en base a cuatro municipios abulenses: Las Navas del Marqués (pasó de riesgo bajo a moderado por los desbordamientos que sufrió en agosto de 2019), Candeleda (pasó de moderado a alto por por varios episodios de desbordamientos sucedidos por el paso del río Garganta de Santa María por el núcleo urbano), y La Adrada y Sotillo de la Adrada (de bajo a moderado por los desbordamientos de cauces del entorno urbano).
Algo parecido ocurrió con la última actualización de las Áreas con riesgo potencial significativo de inundación (ARPSIs) del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO). Según su último informe, tres poblaciones han pasado de tener riesgo moderado a alto en el vigente PLATEA. Son los casos de Navaluenga, debido a que parte de su casco urbano se encuentra en una zona inundable con alta probabilidad (10 años) y probabilidad media u ocasional (100 años); Ávila, debido a las 116 intervenciones recientes del Servicio 112 sobre esta materia y por encontrarse parte del municipio en una zona inundable de alta probabilidad por culpa del río Adaja; y Papatrigo (se encuentra urbanizado en una zona inundable del río Arevalillo con alta probabilidad y probabilidad media u ocasional).
Teniendo en cuenta que Ávila cuenta con 51 municipios con un riesgo moderado de inundación, en la provincia hay 71 localidades (casi el 30%) que pueden verse afectadas por crecidas o desbordamientos de los ríos cercanos. De hecho, en los últimos meses se han producido estas circunstancias en algunos de estos pueblos o, incluso, en otros catalogados con riesgo bajo o sin riesgo (13 poblaciones de La Moraña sufrieron inundaciones a principio de año, entre ellas Cisla). Por tanto, aunque la mayoría de corrientes de agua de la provincia se encuentren secos durante la mayor parte del tiempo, cuando se juntan los factores adecuados, pueden provocar graves daños estructurales, medioambientales y hasta poblacionales. Es decir, algo parecido a lo que ocurrió en Valencia.
Por eso, no hay que confiarse y atender a las alertas y recomendaciones que se anuncian en caso de emergencia. La Diputación Provincial ya ha publicado su Plan y estará preparada por si, dado el caso, tiene que actuar (ojalá que no sea así).