Si le llamas simplemente Alfonso quizás no se dé por aludido.Si le llamas 'Futre' lo hará sabiendo que le conoces. Porque Alfonso Hernández 'Futre' es uno de 'esos' de toda la vida, del fútbol y el fútbol sala, donde ahora emplea su tiempo y pone todo su esfuerzo para que los veteranos de este deporte sigan teniendo un espacio y lugar en el que seguir demostrando que las canas y la calidad no son incompatibles. Porque quien tuvo, retuvo. «Hay mucha calidad». . Y no son pocos los que siguen enganchados al balón, ese pequeño objeto de deseo que tanto le «gusta» a Futre y con el que no ha parado de convivir desde pequeño. «Siempre he estado vinculado al fútbol de una manera o de otra». Jugador, entrenador, organizador, árbitro... «Es una pasión».Hay que tenerla para seguir al pie del cañón.Que muchas competiciones salgan adelante en una ciudad como Ávila es gracias a la pasión de unos pocos. «Si dos, tres, cuatro personas no tiran del carro en cualquier tipo de proyecto y especialmente deportivo, sería muy complicado». Y a esos pocos habría que cuidarles mucho.
Comenzó como jugador en el Colegios Diocesanos. Fue ahí donde empezaron a llamarle 'Futre'. «En ocasiones me he preguntado por qué» reconoce. «Comenzó cuando era pequeño.Luis Ortega era entonces mi entrenador. Yo soy del Atlético, tenía el pelo un poco largo, eran los tiempos de Futre... Y con Futre me quedé» recuerda. «En el mundo deportivo todo el mundo me conoce por Futre».
De los colegiales a los encarnados, cuando formó parte del Real Ávila Promesas. Año y medio en el Real Ávila. Lo dejó por estudios y lo retomó con el Pedro Pascual. Primero en el San Antonio y la Casa SocialCatólica, después en el Atlético EBE, el actual Pinpocho Prisma. El fútbol «es mi casa». Y en esta casa tan particular, ha cambiado de habitación. Colgó botas y las cambió por los 'despachos', actualmente los de la Liga de Fútbol Sala de Veteranos -Torneo Pinturas Pinpocho. «Fue algo casi casual» recuerda por cómo comenzó esta relación. Entonces bajo otra organización y otro nombre, «hablaron conmigo porque necesitaban árbitros y como es una competición no federada, comencé a echarles una mano».Por diversos problemas desapareció una competición «que ya tenía solera y una gran tradición» que se remontaba a los tiempos en los que estaba en manos de la Delegación Provincial de Fútbol. « Varias personas se pusieron en contacto con nosotros para ver si esto podía salir adelante». Y lo sacaron a flote. «Ya llevamos con ello once años» apunta sobre una actividad que desarrolla junto a Eusebio y Paulino. «Sin ellos no sería posible».
Una competición «para los de toda la vida» del fútbol y donde «hay bastante nivel». Por un lado «hacen lo que les gusta y por otro lado les sirve de válvula de escape, para no perder contacto con los amigos y compañeros de toda la vida. Se puede decir que hacemos una buena labor social».