Una eterna Frida Kahlo

J. Villahizán (SPC)
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La vida de la pintora de Coyoacán se resume en una existencia saturada de dolor, una supervivencia que fue tematizada en sus cuadros, desde su gravísimo accidente de autobús a sus abortos o su fallida relación afectiva

Una eterna Frida Kahlo

Libre por encima de todo. Así era Frida Kahlo, una mujer que luchó contra el dolor, el sufrimiento y la enfermedad como nadie y que logró vencer a la adversidad para convertirse en una de las pintoras más aclamadas de la Historia del Arte. Esta mexicana de aspecto rudo y frágil a la vez ideó un estilo absolutamente único, creado a través de una sensibilidad extrema y de una existencia marcada por sucesos desgarradores. 

Aunque muchos quisieron ver en ella una surrealista más, lo cierto es que Kahlo negó siempre pertenecer a esta corriente, alegando que «Frida no pinta sueños... pinta su realidad».

Independientemente de que la artista pudiera ser incluida o no en el movimiento de André Breton, la pintora de Diego y yo destacó por sus autorretratos especiales y por inclinarse hacía el muralismo.

‘Frida y Diego Rivera’ (1931)‘Frida y Diego Rivera’ (1931)Justo cuando se conmemora los 70 años de la muerte de Frida Kahlo  (Ciudad de México, 1907-México DF, 1954), el mundo cultural y artístico se vuelca con esta autora del barrio de Coyoacán, una mujer martirizada eternamente por una existencia enfermiza.

A pesar de proceder de una familia de pintores, el arte no la atrajo  hasta la edad de 18 años,  cuando sufrió un trágico accidente que la cambió la vida por completo. 

Hasta ese momento, Kahlo estaba más interesada en practicar deporte o estudiar Medicina que en convertirse en lo que posteriormente sería una de las pintoras más famosas de la historia.

‘Autorretrato como tehuana’‘Autorretrato como tehuana’Su mala suerte con la salud surgió a la corta edad de seis años, cuando sufrió una grave poliomielitis, una dolencia que la obligó a permanecer hasta nueve meses en cama y que le dejó una secuela permanente: la pierna derecha era mucho más delgada que la izquierda.

Para empeorar las cosas, el 17 de septiembre de 1925 sufrió un gravísimo accidente de autobús. Justo cuando viajaba en uno de ellos, el vehículo fue arrollado por un tranvía, con tan trágicas consecuencias que la joven Frida sufrió múltiples politraumatismos: su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, se rompió dos costillas y tuvo tres fisuras en el hueso pélvico, además de romperse la pierna derecha en 11 partes, dislocarse el hombro izquierdo y atravesarle un pasamanos la cadera izquierda. No cabe duda de que esta desgracia la marcaría de por vida y sería algo que posteriormente reflejaría en sus cuadros.

Tales fueron las consecuencias del accidente que la autora estuvo sin poder caminar durante tres meses y sufrió hasta 32 operaciones quirúrgicas. Pero todo ello no la impidió iniciarse en la pintura y abordar una afición que hasta entonces era desconocía para ella. De hecho, un caballete especial la facilitaba este trabajo mientras estaba postrada y un espejo colocado en la parte superior la permitía verse a sí misma y lo que estaba realizando.

‘Henry Ford Hospital’ (1932).‘Henry Ford Hospital’ (1932).Los primeros cuadros que pintó fueron autorretratos, ya que, según decía, «me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco». Aunque posteriormente ahondo en este técnica de difícil clasificación en su caso.

Con tan solo 20 años, la pintura de Frida se volvió aún más compleja y ya reflejaba en plena juventud el choque existencial que existía en su interior, por un lado sus ansias de felicidad y por otro la constante amenaza de autodestrucción.

Esta década fue la etapa más explosiva de la autora. Inundada por las ideas del nacionalismo revolucionario de su país y bajo el paraguas del comunismo, Kahlo se sumergió en el mundo político de la época, donde conoció al que sería su marido, el muralista Diego Rivera.

‘El venado herido’ (1946)‘El venado herido’ (1946)Tal fue la atracción artística e intelectual entre ambos que su relación acabó en matrimonio en 1929. Junto a él, la artista empezó a conocer a numerosas personalidades que huían de conflictos políticos en sus países, como era el caso de André Bretón o León Trotsky, con el que Frida aprovechó para entablar algo más que una amistad con el revolucionario ruso.

Pero si hay un adjetivo que define el vínculo entre Kahlo y Rivera durante su matrimonio este es tormentoso. En él hubo amor, aventuras con otras personas y una fuerte atadura creativa, además de mucho odio y un divorcio.

Pero las desgracias para Frida estaban lejos de terminar. En 1930 tuvo un primer aborto a causa de las lesiones sufridas en el accidente de autobús, y en 1932 cayó en una profunda depresión de la que ya no se pudo librar tras sufrir un segundo aborto. Este dolor y tristeza constantes los plasmó en una de sus obras: Hospital Henry Ford. También tuvo que enfrentarse a la  poligamia de su marido e incluso a su lío amoroso con su propia hermana, Cristina.

Pero el dolor y el sufrimiento en la vida de Frida Kahlo no cejó casi hasta su muerte, ya que a los 46 años, uno antes de su fallecimiento, la creadora de Autorretrato con monos padeció uno de sus últimos golpes de los que ya no se recuperaría nunca: tuvieron que amputarle la pierna por debajo de la rodilla debido a una gangrena. Esto la sumió en una gran depresión que la llevó a intentar el suicidio en un par de ocasiones. 

Durante ese tiempo, Frida escribía poemas, la mayoría relacionados con el sufrimiento. En abril y mayo de 1954 fue ingresada en numerosas ocasiones por otros intentos por quitarse la vida.

Poco antes de su muerte Frida afirmó: «Cuando muera quemen mi cuerpo. No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada ¡Simplemente quémenlo!». La lluvia despidió el 13 de julio de 1954 a Frida Kahlo, que para su entierro había sido vestida con un traje típico mexicano y con la mano derecha colocada sobre su pecho.