El particular paraíso de los hermanos Jiménez Jiménez, y de muchos abulenses, se encuentra muy cerca de la estación de ferrocarril de Ávila. En concreto en el número 34 de esa avenida, que es donde está el bar que desde el año 1992 regentan Ignacio y José Antonio ayudados por su otro hermano Santiago y por Mercedes y Beatriz, también de la familia, y que están al frente de la cocina. Pero no fueron los actuales propietarios los encargados de poner ese nombre tan cautivador a este negocio que desde que abrió sus puertas, en el año 1954 y con otro dueño, siempre se llamó así: Paraíso.
Fue cuando su primer propietario se jubiló el momento en que Ignacio y José Antonio se pusieron al frente de este bar que durante años se nutrió de los viajeros que llegaban o partían de la estación de Ávila y también de los habitantes de la provincia que acudían al cercano centro de salud. Ahora la clienta no falta, reconoce Ignacio, pero los viajeros han ido a menos según han ido reduciéndose los servicios ferroviarios. Eso sí, el estar ubicados en una calle de paso hace que en el Paraíso paren clientes de toda condición y procedencia, entre los que no faltan abulenses, vecinos de la zona como de otros barrios, que tienen en este bar uno de sus fijos para el tapeo.
Más de una veintena de tapas diarias ofrece el Paraíso y todas ellas con el denominador común de la cocina tradicional y casera. Callos, morros, revolconas, tortilla o torreznos no faltan desde primera hora de la mañana en la barra de este bar donde puestos a decir uno podríamos afirmar que es la ensaladilla el pincho estrella del local.
Pero la cocina del Paraíso no solo se limita a las propuestas en barra ya que este bar también cuenta con una variada carta de hamburguesas, platos combinados, raciones y sandwiches que desde hace un par de años no solo se pueden degustar en el local sino también en casa y a través de servicios como Globo y Uber. De toda la oferta de comida para llevar aconseja Ignacio probar los calamares, que tienen mucha fama en el Paraíso. También las hamburguesas, tanto de carne de ternera como de pollo, y los platos combinados con varias opciones y para todos los gustos.
Y es que uno de los objetivos de los dueños del Paraíso es, en la medida de las posibilidades, atender las demandas de todos los clientes. «Si se lo podemos ofrecer, lo hacemos», dice Ignacio poniendo como ejemplo peticiones singulares de clientes que ellos han cumplido como la de hacer un bocadillo de lentejas u otro de carne guisada.
Aparte de servicio de bar, el Paraíso, que cuenta además con terraza, es punto de venta de juegos y apuestas del Estado, siendo ya varios los premios importantes que ha dado. Así ocurrió en 1996, cuando selló un boleto de la Primitiva con seis aciertos y un premio de 250 millones de las antiguas pesetas, o más reciente, en 2014, cuando en el mismo juego dieron un premio de 1,4 millones de euros. Y es que parece que a la suerte también le gusta el Paraíso.