El Museo de Ávila, uno de los espacios culturales más importantes y significativos de la provincia abulense, ha recibido durante la última década más de medio millón de visitantes. Para ser más exactos, 525.213 han sido las personas que entre los años 2012 y 2022 han cruzado en algún momento las puertas del museo, a cuyo frente se sitúa Javier Jiménez Gadea, que apunta para Diario de Ávila también la cifra de visitantes de 2022: 53.068.
Y si bien el dato es importante y refleja la recuperación que el museo está experimentando después del demoledor 2020, para Jiménez Gadea no lo es tanto como «el servicio de calidad» que el museo ofrece cada día a visitantes e investigadores. «Las cifras son un indicativo del interés que despierta el centro», subraya el director del Museo de Ávila.
Cifras que en estos últimos diez años hablan de un incremento constante, desde los 33.910 visitantes contabilizados en 2012 hasta los 64.844 de 2018 (el número más alto conseguido en lo que a accesos al museo se refiere). Y que se sufrieron un importante mazazo (como por otra parte ocurrió a todos los niveles y en todo el mundo) en 2020, cuando cayeron a 22.343.
Pero lo cierto es que ya en 2021 comenzó esa recuperación de visitantes, con 39.349, que crecieron hasta los 53.068 ya mencionados del año pasado. Y todo apunta a que proseguirá en 2023, a la vista de las cifras de entradas registradas en los ocho primeros meses del año.
«Para nosotros es muy importante ser capaces de cumplir con toda nuestra tareas museológica», vuelve Jiménez Gadea sobre la importancia de la labor callada que cada día realiza su equipo.
«El espacio no es sólo un lugar de visita», abunda en su argumentación. También es un lugar, expone, en el que se adquieren fondos, se catalogan y restauran, se atiende a los investigadores, se organizan actividades complementarias y se lleva a cabo una función didáctica con centros escolares y otros grupos organizados. «Realmente, ser capaces de cumplir con todo ello es nuestro objetivo, nuestro reto diario».
un imponente catálogo. Y todo ello manejando además un imponente catálogo de piezas que en 2022 superaba las 100.000 piezas: desde las más grandes, como el carro funerario añadido recientemente a la colección, a la más pequeñas piezas de cerámicas encontradas en las dehesas abulenses.
Todas ellas, evidentemente, no están expuestas. «No se puede ni se debe exponer todo, abrumaríamos al visitante», reflexiona Jiménez Gadea, que aclara también cuáles son las vías por las que llegan los fondos del museo: ingresos por donaciones, hallazgos casuales e intervenciones arqueológicas, en su mayoría. «En 2022 hubo doce entregas por intervenciones arqueológicas, con 4.993 piezas», apunta un dato Jiménez Gadea
«En el caso de los hallazgos casuales, suele tratarse de objetos de naturaleza arqueológica que te encuentras en el campo y que hay que entregarlos, porque son bienes de dominio público», apunta el arqueólogo, que explica también que cuando se trata de donaciones suelen abundar las piezas de naturaleza etnográfica y que en 2022 se contabilizaron diez donaciones con 119 piezas.
Con todo lo que llega al museo, eso sí, se realiza «un trabajo inmediato de catalogación» y, cuando es necesario, de restauración. «En 2022 restauramos 62 piezas», alaba el director del museo la labor que lleva a cabo el departamento de restauración del mismo, localizado en el Edificio Teresiano que se encuentra cercano a la plaza de La Santa.
Mención aparte merece la labor llevada a cabo con los investigadores.El año pasado, el Museo de Ávila atendió a 25 investigadores externos, a los que se sumaron los 200 usuarios de la biblioteca que el organismo posee y que está a disposición de manera libre y gratuita para todo el público. «El año pasado adquirimos 154 libros y 46 revistas especializadas», aporta otro dato Jiménez Gadea, que cambiando de tercio menciona la cada vez mayor presencia del museo en el mundo digital, algo que, recalca, se potenció gracias a la pandemia.
La página web del museo dispone desde entonces de una interesante visita virtual y presencia en otras redes sociales, como Youtube, donde pueden contemplarse una serie de vídeos documentales de piezas concretas (de momento hay seis realizados) y que están también a disposición de los visitantes físicos al museo a través de un código QR.
Por último, aunque no menos importante, el director del Museo nos habla de las actividades complementarias que realizan en el mismo, como conferencias o conciertos que no son de obligada realización y que siempre están relacionadas con piezas del museo o con la actividad museológica.
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