El fuego de Navalacruz afectó a varios Bienes Culturales

E.Carretero
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Un estudio revela que las llamas que en agosto de 2021 arrasaron 22.000 hectaréas también tuvieron efectos sobre el patrimonio cultural, con afectación en yacimientos como el de Ulaca

El fuego de Navalacruz afectó a varios Bienes Culturales

El incendio que en agosto de 2021 se declaró en el término municipal de Navalacruz y que afectó a más de 22.000 hectáreas e hizo peligrar la integridad de varios municipios, obligando cortar  carreteras al tráfico y evacuar a más de 1.000 vecinos de cinco poblaciones no solo tuvo consecuencias medioambientales sino que también tuvo efectos negativos sobre el patrimonio cultural. Ésa es una de las conclusiones del informe elaborado por la Fundación Santa María la Real que analiza el impacto de los incendios en los Paisajes Culturales y en su patrimonio. Para ahondar en este tema el estudio parte de lo ocurrido en el incendio forestal de Navalacruz, afirmando que la mayor parte del patrimonio de la zona «sufrió daños leves». Es más, la investigación apunta que el fuego tuvo consecuencias negativas incluso en elementos arqueológicos como el Castro de Ulaca y revela que en algunos casos los daños fueron «mayores», como así ocurrió con el puente de Muñico, «que colapsó por los efectos del fuego sobre su estructura». 

El incendio de Navalacruz, indica este informe, afectó a «numerosos elementos patrimoniales, tanto inventariados como no». Y aunque se indica que los daños «no fueron en su mayoría tan graves y visibles como los ocurridos sobre el Patrimonio Natural», el incendio afectó a «36 sitios inventariados, de los cuales cuatro eran Bienes de Interés Cultural (BIC): grabados rupestres de Las Chorreras, la zona arqueológica de Ulaca, el Castillo de Manqueospese y el Castillo de Villaviciosa».

En cuanto al patrimonio cultural, apunta el estudio, este incendio afectó «a más de 40 yacimientos arqueológicos, además de 22 elementos de interés histórico y cultural no catalogados hasta el momento». Respecto al yacimiento arqueológico de Ulaca, el informe señala que, aparte de hollín en algunas estructuras, «la desaparición de la vegetación a causa del incendio y la posterior acción de la lluvia días después del suceso ocasionó una gran erosión del terreno en ciertos puntos, provocando el desenterramiento de restos arqueológicos y la acumulación de sedimentos». 

El estudio, disponible en formato online en la página web de la Fundación y financiado por el Programa Investigo, incluido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, «pone de manifiesto que, aunque los incendios forestales son comúnmente asociados con la devastación del patrimonio natural, también afectan al Patrimonio Cultural, especialmente a los paisajes culturales», tal y como asegura Gumersindo Bueno, coordinador del proyecto.  En este sentido, recuerda que el fuego «puede tener diferentes efectos en función de su intensidad y duración» y que para poder prevenir «es necesario conocer no solo el comportamiento de las llamas, sino las condiciones previas de la zona que queremos proteger». 

Además, actualmente, advierte Bueno, «el cambio climático está aumentando el riesgo de sufrir incendios forestales extremos, dado que los paisajes están expuestos al incremento de las temperaturas y a sequías prologadas».  Señala además el experto que el fuego o los grandes incendios «pueden afectar a los paisajes culturales y a su patrimonio especialmente, a los yacimientos arqueológicos, que suelen ubicarse en zonas forestales o rodeadas de vegetación». 

recomendaciones y pautas. Entre las principales conclusiones del informe está «la falta de medidas de protección que presenta el patrimonio cultural ubicado en terrenos forestales». Por ello, se recogen una serie de recomendaciones y pautas que permitan mejorar esta situación. Una de ellas es la «necesidad de concienciación y divulgación en una doble dirección». Por un lado, concienciar a la sociedad y a los gestores de bienes culturales «de los riesgos y peligros que entraña un incendio» y, por otro, «formar e informar a las brigadas de extinción para tengan identificados y ubicados los Bienes Culturales y sepan cómo actuar sobre ellos».

Otra de las acciones necesarias es el diseño y redacción de planes específicos de prevención de incendios para cada bien. «Pautas que deberán ser consensuadas entre expertos en patrimonio cultural y en extinción de incendios forestales», se precisa. Junto a estas recomendaciones generales, el estudio recoge otras más concretas, «como el uso de nuevas tecnologías y, especialmente, drones, para reconocer y detectar incendios, evitando que se propaguen». La creación de paisajes mixtos o el desbroce de las zonas cercanas a bienes culturales son otras de las acciones de prevención.

«La supervivencia de los bienes culturales que se encuentran en entornos naturales corre un grave peligro, si no se establecen medidas de protección adecuadas para cada elemento», concluye el coordinador del proyecto.