«Viaje feliz con rosquillas Velí». Si se ha movido por la provincia y tiene una cierta edad, es probable que conozca este eslogan que acompañaba en la carretera desde una tinaja, para muchos icono de una época. Si además ha podido probar estas rosquillas o cualquier otra elaboración de La Barraqueña, sabrá de qué hablamos hoy, de un establecimiento más que centenario, emblema del Alberche, que ha endulzado la vida de numerosas generaciones, de Ávila y de fuera, desde aproximadamente 1836. Ahí es nada. 
La Pastelería La Barraqueña es un empresa familiar de El Barraco dedicada a la elaboración de productos artesanales tal y como se ha ido transmitiendo de generación en generación, esto es, con la calidad y el buen hacer por bandera. Ahora mismo el negocio está en manos de la cuarta generación de pasteleros, César y Ruth Domínguez, el primero a cargo de la tienda, que hace casi un año estrenó local en el centro de la localidad, y la segunda al frente del obrador, también renovado aunque con parte de la maquinaria antigua. 
Los dos hermanos cogieron el testigo de Jesús Domínguez, su padre, que a su vez lo había heredado de Eutiquio Domínguez y éste, de Mariano Domínguez, el fundador de La Barraqueña allá por el siglo XIX. «El azúcar siempre ha sido parte de nuestras vidas y continuamos con el legado de nuestros antepasados con la utilización de productos naturales», destaca César, quien apunta que en el obrador, además de ellos, también aprendieron pasteleros de la provincia, Madrid o Salamanca. Él siempre tuvo claro que quería continuar con el negocio familiar, algo que espera también haga alguno de los candidatos (hijos o sobrinos) llamados a convertirse en la quinta generación. 

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