¿Alguien se imaginaba un lío tan descomunal como el que se ha montado (y ya veremos lo que dura) a cuenta de las pensiones? Ni los más imaginativos, y pesimistas, del lugar. Doce millones de jubilados siguen en vilo tras el rechazo de PP, Vox y Junts al decreto, llamado ómnibus, que contemplaba una subida del 2,8% del dinero que perciben los pensionistas. En enero cobrarán este incremento, pero en febrero, no. El malestar es evidente, sobre todo porque es muy complicado entender cómo se ha llegado a esta situación. Ahora, todos los grupos políticos buscan una explicación conscientes de que la situación es muy grave y muy impopular. La batalla por el relato. A ver quién lo cuenta mejor para que el personal se crea sus argumentos. Aunque no lo digan claramente, PP y Vox lo tienen fácil: se trata de tumbar al Gobierno, arrearle estopa a Pedro Sánchez y forzarle a convocar elecciones. Lo de Junts está directamente relacionado con la esquizofrenia y la chulería que mueven las decisiones de Puigdemont desde hace años. El Gobierno podía haber optado por no incluir tantas y tan diversas medidas en el decreto, pero confiaba en que los populares no votaran contra algo tan social como la subida de las pensiones, las ayudas al transporte y las subvenciones a los damnificados por la Dana y el volcán de la Palma. Se equivocó en sus previsiones. PP y Vox están dispuestos a todo, aunque los de Feijóo, sabedores del perjuicio causado, se hayan apresurado a presentar iniciativas parlamentarias y a pedir a Pedro Sánchez que proponga de una en una las medidas rechazadas, algo que el Gobierno, de momento, rechaza. Y en esas estamos. Atónitos. Y más cuando nos cuentan que el PP votó no por la cesión al PNV de un palacete en París expropiado al Gobierno vasco por la Gestapo y entregado a Franco. ¿De verdad que no van a subir las pensiones por esto? Lo ha dicho Miguel Tellado y punto redondo. Muchos jubilados estarán recordando aquellas palabras de Pío Cabanillas, padre: «Les hemos dado una buena patada en nuestro propio culo». Pues eso. Una patada al Gobierno en el trasero de los pensionistas. Genial.