El fuego y el humo copan la noche en San Bartolomé de Pinares

S.J.
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Cientos de jinetes participan en las Luminarias, que atraen de nuevo a miles de visitantes a una localidad que se llena de hogueras en la velada más especial del año

El fuego y el humo copan la noche en San Bartolomé de Pinares

El fuego y el humo volvieron a llenar la estrellada y fría noche de San Bartolomé de Pinares para celebrar las Luminarias, la fiesta más importante de esta localidad abulense de poco más de 500 habitantes que, sin embargo, es mundialmente conocida por este festividad. Miles de visitantes, muchos llegados de distintos lugares del planeta, acudieron a la cita para recoger con sus cámaras de fotos y sus móviles las espectaculares instantáneas que dejan el paso de los jinetes y de los caballos sobre las hogueras que inundan sus calles. La víspera de San Antón se convierte en la velada más especial y mágica del año para todos los bartolos.

A la caída del sol comenzaron a llegar a la calle de la Virgen y el entorno del Ayuntamiento los cerca de 150 participantes de esta edición, al tiempo que se preparaban y encendían las hogueras que, posteriormente, saltarían en una tradición centenaria. Se dice que este rito surgió allá por el siglo XVIII como consecuencia de una epidemia que asoló a los caballos y el ganado de la comarca de Pinares. Los vecinos del pueblo se encomendaron a su patrón, San Bartolomé, y a San Antón para bendecir y purificar a sus monturas a través del fuego y el humo de las fogatas. Un festejo, surgido con un sentido religioso y práctico, que se ha convertido en la gran tradición del municipio. "Que se conozca internacionalmente a un pueblo de 500 habitantes por esta costumbre está muy bien", afirmó la alcaldesa, María Jesús Martín.

Las Luminarias están muy arraigadas entre los vecinos de la localidad y también de otros municipios. De hecho, hay jinetes que llevan participando y disfrutando toda su vida con este ritual. "Llevo participando desde hace 33 años porque los que somos amantes de los animales disfrutamos de esta noche", comentó un caballista de Ávila. Un joven bartolo de 27 años recordó la primera vez que participó hace ya 20 años junto con su prima. "Desde el primer día es algo muy especial. Es una noche que estamos esperando todo el año y no se puede describir con palabras", afirmó. Históricamente, este evento estuvo copado por los hombres, pero cada vez son más las mujeres que se animan a saltar las hogueras con a sus monturas. Y la tradición tiene futuro con las nuevas generaciones, como Yariel que, a sus diez años, era la segunda vez que participaba. "Espero saltar y pasármelo genial. Esto es lo mejor", comentó minutos antes del inicio del recorrido.

Pero para quien fue una noche muy especial fue para el mayordomo, la persona encargada de organizar todos los actos de la fiesta. Esta vez recayó en Alberto Martín, bartolo de 34 años que lleva interviniendo desde que tenía siete. Ahora, tras dos año de espera (iba a ser mayordomo en la edición pasada), pudo disfrutar de su gran momento. "Estoy muy orgulloso. Después de tantos años de espera, el hecho de poder encabezar esta tradición centenaria me hace sentir muy orgulloso", afirmó. Estos testimonios demuestran el enorme fervor que sienten los jinetes, los vecinos y muchos asistentes foráneos por las Luminarias a pesar de las críticas que, en ocasiones, reciben de algunos colectivos animalistas. "Queremos seguir disfrutando de esta fiesta, aunque nos la quieran quitar. Esto es bueno para los animales, a los caballos no les pasa nada y disfrutan igual que nosotros", aseguró uno de los jinetes.

En torno a las 21,00 comenzaron los actos con la bendición de las monturas y de los jinetes por parte del párroco en la plaza del Ayuntamiento. Un rito religioso que precedió a la vuelta de reconocimiento del recorrido de los participantes. Sin embargo, para las carreras y los saltos hubo que esperar un rato, que los espectadores amenizaron con conversaciones y disfrutando del vino y las pastas tradicionales de este eventos. No fue hasta las 22,20 horas cuando el galope de los caballos resonó sobre el empedrado de la calle principal de San Bartolomé de Pinares. El salto de los jinetes sobre las llamas dejó imágenes espectaculares, que los fotógrafos y curiosos recogieron en sus cámaras y móviles. A pesar del riesgo que existe para los jinetes y para los espectadores (tanto la alcaldesa como los participantes pidieron precaución a todos para evitar desgracias y, además, tanto Protección Civil como Cruz Roja estuvieron presentes por si tuvieran que intervenir), apenas hubo que lamentar daños. Únicamente un jinete dio un susto durante la primera carrera, cuando se cayó junto a su caballo al ir a saltar la última hoguera en la parte más alta del recorrido. Por otra parte, durante la madrugada se produjo un pequeño fuego en el exterior del Ayuntamiento, que no fue a más.

Unos incidentes que, por suerte, no impidieron que las esperadas Luminarias transcurrieron con toda la normalidad. Una vez concluida, los vecinos se arremolinaron alrededor de las hogueras para disfrutar de una sabrosa cena a la salud de San Bartolomé y de San Antón. El fuego y el humo purificador volvieron a ser protagonista en la noche más esperada en San Bartolomé de Pinares