Parece que fue ayer –«cómo corre el tiempo»– pero ya son ocho años los que cumplen los Grizzlies de Ávila, el proyecto deportivo que arrancó de la mano de José AntonioRilo, de su pasión por el fútbol americano y de la idea de que el deporte, al menos para los más pequeños, debía ser otra cosa. «Quería crear un sitio donde los niños y las niñas disfrutasen del deporte, donde lo importante fuera lo lúdico, el aprendizaje...» Ocho años después «creo que lo estamos consiguiendo».
Su pasión por el fútbol americano le viene de lejos, de aquellos años en los que ciertos deportes se veían en Canal+, Canal Satélite o Vía Digital. «Siempre me había gustado mucho. Cuando en verano iba a Madrid, a casa de mi tío, me traía todas las cintas que me había grabado durante todo el año». Pero una cosa es tener afición y otra meterse en el 'jaleo' de poner en marcha un club de fútbol americano en una ciudad como Ávila. «La culpa es de los niños y mi mala cabeza» se ríe.
Jugador del Real Ávila desde los ocho años, llegó a debutar con el primer equipo en Segunda B. Recuerda aquella etapa con cariño. «Recuerdo que me divertía mucho entrenando» de la mano de gente comoChema, Pepe Ripoll... «Estaba deseando que llegara el día de entrenar y jugar». Sin embargo aquel deporte ya no es el de ahora. «Cuando empezaron mis hijos empecé a ver que aquello no era lo mismo.El deporte había cambiado radicalmente. Me daba mucha rabia que un niño por no cumplir ciertos estándares físicos, por decirlo de alguna manera, ya no sirviera para un deporte». Fue cuando se imaginó a esos chicos a los que no se les valora en otros deportes «saliendo de sus casa con su casco de fútbol americano» sintiéndose importantes como parte de algo. En su cabeza surgió la idea de dar forma a un espacio «donde el deporte fuera simplemente algo lúdico, para disfrutar, aprende, donde fueran los niños los que mandaran, donde lo primero fuera la persona y después el deportista».Aquello que surgió en su cabeza es hoy los Grizzlies de Ávila. Echa la vista atrás y lo hace satisfecho. Porque lo que se propuso «vamos camino de conseguirlo».
Un camino de crecimiento mutuo. Ha crecido el club, han crecido los niños pero también ha crecido él. «El club ha ido evolucionando y yo con él. Cada actividad que haces en la vida te va moldeando. Ha costado muchos sacrificios –robándole horas a la familia– pero cuando un niño te da un abrazo, todo ha merecido la pena».