"Estamos cambiando la idea de la gente sobre las lavanderías"

Sergio Jiménez
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Hace 18 años, Ricardo Pérez llegó a Ávila como turista desde Uruguay. Unos meses después, se estableció en la ciudad gracias a su trabajo y a su mujer Noelia, con quien ha decidido emprender en el sector de las lavanderías en el barrio de Las Vacas

"Estamos cambiando la idea de la gente sobre las lavanderías" - Foto: David González

Uno nunca sabe dónde va a encontrar su lugar en el mundo. Unas personas tardan más, otras tardan menos, pero todos acabamos encontrando nuestro sitio. Ricardo Pérez, uruguayo con raíces en Andalucía, lo encontró en Ávila, donde lleva instalado desde hace 18 años. «Vine directamente desde Uruguay hasta Ávila en el año 2006 por intermedio de un amigo. Vine como turista, me ofrecieron trabajo y, a día de hoy, gracias a Dios, sigo trabajando en la misma empresa», explica. En su país natal, Ricardo se había dedicado a múltiples profesiones (la principal era chófer) y, además, tenía experiencia trabajando como despojero con animales. Una práctica que le permitió ser contratado por la Unidad Mercantil de Despojeros, una empresa de casquería con sede en Mercamadrid y que, en Ávila, trabaja dentro del recinto del Matadero. «Nosotros aquí elaboramos el género antes de mandarlo a Madrid, donde crean el producto final», comenta.

La estabilidad laboral que encontró en España fue una de las razones que motivaron a Ricardo a no volver a Uruguay y a quedarse en Ávila. Pero la casualidad o el destino hicieron que, apenas cinco meses después de su llegada a España, conociera a Noelia, su «señora». Un encuentro que se produjo mientras hacía un favor como camarero a un amigo y que, con el tiempo, dio lugar a la creación de una familia (ambos tienen un hijo y una nieta) gracias a la cual Ricardo ha encontrado su sitio. «Hoy por hoy, creo que mi vida está hecha aquí», afirma.

A Ricardo se le nota que es un hombre feliz y amable, algo que transmite cuando entabla conversación con otras personas o con sus clientes. Porque, además de su labor en la Unidad Mercantil de Despojos, desde hace unos meses, ha decidido emprender en otro negocio junto a su esposa. Se trata de una nueva lavandería Laundry de la firma Speed Queen en el barrio de Las Vacas, junto al Hospital Provincial. Esta es la última de las cinco tiendas de este marca, repartidas entre tres propietarios, que se ha abierto en la ciudad (las otras cuatro se ubican dentro del Centro Comercial El Bulevar, la zona de San Antonio, junto al supermercado Gadis y en las instalaciones del Centro de Ocio y Deporte 360). 

Las lavanderías son un negocio que, quizás debido a las películas o series de televisión, se tiene como algo muy americano. La realidad, sin embargo, demuestra que, de un tiempo a esta parte, se han instalado en las ciudades españolas y, cada vez más, con una gran acogida. Ricardo se introdujo en este sector gracias a la iniciativa de Noelia, quien vio un nicho de mercado en ello. «Nosotros éramos clientes de las lavanderías de Ávila. Mi señora trabaja en Mercadona y, con nuestros ahorros, tratamos de buscar una nueva inversión. Ella vio la luz en este negocio y me lo propuso», comenta. Fue así como se pusieron en contacto con los responsables de Speed Queen y, tras una serie de encuestas y conversaciones, ambos se lanzaron a su nueva aventura.

La elección del barrio de Las Vacas no fue algo casual, sino que fue el resultado de un intenso estudio de mercado. «Nos decantamos por este barrio porque es una zona donde vive mucha gente mayor y hay muchos edificios con casas sin balcones ni terrazas. Me entrevisté con algunos vecinos y me pareció una buena zona para establecer el negocio», declara Ricardo. De hecho, incluso se presentó al resto de comerciantes de la zona para plantearles su idea, que fue gratamente acogida. Y, tras todo este proceso previo (también fue necesario encontrar un local adecuado, acondicionarlo y montarlo), el pasado 6 de diciembre, Ricardo y Noelia pudieron inaugurar su propia lavandería.

Como comenta Ricardo, «las lavanderías es un negocio que va en auge». Y tiene razón. Los cambios en la sociedad y los nuevos hábitos de vida han provocado que cada vez busquemos más tiempo de ocio en lugar de realizar tareas más rutinarias como hacer la colada. No obstante, hay gente que aún es reacia a lavar la ropa fuera de su hogar, salvo que sea para prendas o elementos voluminosos (edredones, mantas o colchas). «Estamos instruyendo a la gente que es más económico hacer la colada fuera de casa que dentro de ella. Una vez que empiezas a hacer números (detergentes, suavizantes, tiempos, maquinaria, averías), te das cuenta que es así», asegura. 

Y parece que muchos vecinos se han dado cuenta de ello, porque cada vez más utilizan este servicio para lavar todo tipo de prendas de vestir y ropa. «Está cambiando la mentalidad de las personas con respecto a las lavanderías. Estamos transformando la mentalidad de la gente, que es lo importante», declara Ricardo. Los habitantes del barrio llevan sus pantalones, camisetas, camisas o ropa interior en bolsas hasta su establecimiento para hacer la colada que, en poco más de media hora, tienen lista. Quizás el tema logístico y de desplazamiento sea la mayor dificultad para que las personas se lancen definitivamente a probar esta fórmula. Ricardo confiesa que están mirando de cara al futuro introducir un vehículo adecuado para el transporte a domicilio de las bolsas de ropa, pero esto podría aumentar los gastos. «La inversión en un vehículo acorde para nuestras necesidades está en mente, pero creo que los costes se van a incrementar. Prefiero que el vecino gaste lo necesario y se dé un paseo y haga ejercicio hasta nuestro local», comenta Ricardo.

La lavandería Speed Queen del barrio de Las Vacas cuenta con cuatro lavadoras (de 10, 12, 15 y 20 kilogramos) y cuatro secadoras de 15 kilos. Estas últimas, además, al ser de la variedad Sagaz, no dejan arrugas en la ropa, por lo puede pasar directamente de la lavandería al armario sin necesidad de emplear la plancha, salvo por circunstancias o prendas especiales. «En apenas una hora de tu día, tienes la colada hecha y guardada, que es algo muy importante. Estamos concienciando a la gente que estamos ahorrando tiempo», dice Ricardo. Porque claro, al ser una lavandería pública, los tiempos de lavado y de secado deben ser más reducidos y rápidos para dar lugar a que puedan usar las máquinas más clientes. Estos pueden variar, aproximadamente entre los 25 y 35 minutos, nada que ver con los lavados de más de una hora de las lavadoras convencionales. Y, para quien el periodo de espera se le haga demasiado largo y aburrido, Ricardo y Noelia han instalado en su negocio máquina de refrescos y de café y asientos para hacer más cómoda la colada.

Como en todos los negocios y en todos los trabajos, Ricardo se ha encontrado con incidentes, en su caso, por la mala (o nula) lectura de la cartelería por parte de los usuarios. Pero, por suerte, nada demasiado grave. Si así fuera, disponen de un servicio técnico que repara las máquinas casi al momento. Y, como no podía ser de otro modo, tanto Ricardo como su señora, acuden casi diariamente a la tienda para comprobar su correcto funcionamiento y mantenerla limpia y en buenas condiciones. Su control es total ya que, gracias a las cámaras de vigilancia, pueden comprobar a través del móvil qué ocurre en el local en cada instante. Un moderno sistema que también se aprecia en la apertura y cierre de la lavandería, que está totalmente domotizado. Todo pensado para la mayor comodidad de los clientes, que han acogido el negocio y a Ricardo de la mejor manera posible. «Hoy por hoy, soy uno más del barrio de Las Vacas», considera. Puede dar por seguro que los vecinos de la zona corroboran esa percepción.

(Puede leer la entrevista completa en la edición en papel de Diario de Ávila).