Pese a la expectación que causa el sábado con el inicio de las fiestas patronales, el día grande de las fiestas patronales de Las Navas es el miércoles, siempre acompañado de la coletilla 'del Cristo', y es que verdaderamente se convierte en el centro de todas las miradas y protagonista, al regresar de la parroquia de San Juan Bautista a su ermita.
Tras la celebración religiosa, la procesión con el traslado de la imagen del Crucificado a la ermita, contó con la tradicional ofrenda de las familias ante las andas del Cristo de Gracia, algo por lo que han pasado casi todos los pequeños de la villa. Ya a su llegada a la ermita, donde se venera con devoción durante el resto del año, los acordes del himno compuesto por Julián Fernández Pablo pusieron toda la solemnidad que supone el momento, entrañable para los naveros.
Así lo puso de manifiesto también en su homilía el diácono de la diócesis, Juan José Rodríguez Hernández, quien pasó un tiempo de seminarista en la parroquia y al que invitó el párroco a la predicación en un día tan señalado. Junto al resto de sacerdotes concelebrantes, según Rodríguez, la Cruz que identifica a los cristianos es una paradoja, dado que es un símbolo de muerte que colgamos del cuello, lo portamos como adorno o incluso lo besamos. Asimismo, relató la experiencia de las cruces que nos imponemos, y cómo nos comportamos ante ellas. Sin embargo, hay algo que supera todo lo anterior, y es la Cruz de Cristo, símbolo de vida que nos lleva a celebrar, y es lo que reúne a los naveros en torno a la fiesta.
El Cristo, centro del día grande en Las NavasAl término de la procesión, con las autoridades encabezadas por el presidente de la Diputación, Carlos García; la alcaldesa, María del Mar Díaz, y el párroco, Juan Manuel Manjón, tuvo lugar el sorteo de los cargos de la cofradía para el próximo año, así como los administradores salientes presentaron sus cuentas y dieron el relevo a quienes se encargarán durante todo el año de una tarea que llena de satisfacción a los que la ejercen con ánimo de devoción y entrega. Así lo pusieron de manifiesto Mariano Capa y Ana María Fernández, al entregar el testigo a José Luis Guadaño y María del Carmen Ibáñez, deseándoles suerte, acierto y salud.
Sin olvidar el carácter ganadero de la villa, la fiesta terminó con una invitación a vino y a queso para todos los asistentes.