Pasos en busca de una familia para animales abandonados

E.Carretero
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Unas 300 personas se sumaron a la marcha canina organizada por la asociación Huellas dirigida a concienciar sobre la importancia de la adopción animal y también a obtener fondos con los que sostener la actividad de la protectora

Pasos en busca de una familia para animales abandonados

Podríamos decir que lo de Gemma y Soho fue un flechazo. Ella iba conduciendo y este joven galgo español se le cruzó. Estaba solo y triste y no llevaba chip, así que esta vecina de Ávila le llevó a la Protectora Huellas. Sin embargo, de vuelta a casa Gemma no pudo olvidarse de este peludo y durante los cuatro días siguientes estuvo llamando a la asociación para ver si ya habían localizado a la familia del can. Pero no. Durante ese tiempo nadie preguntó por el animal y el sábado, cinco días después de haberle llevado a las instalaciones de Huellas, Gemma fue a visitarle. Lo que en principio era una mera visita se convirtió en una adopción. Soho lleva ya ocho meses en su casa, en la que ya vivían dos gatos, y se ha convertido además en el mejor amigo de su hija Maura, de tres años. 

Por eso Gemma y su familia, incluido Soho, no dudaron este domingo en sumarse a la primera Canimarcha organizada por la Asociación Huellas para concienciar sobre la importancia de adoptar animales y también para recaudar fondos que tanta falta le hacen a esta protectora para poder atender a los en torno a 300 animales, entre perros y gatos, que viven allí. 

También se unieron a esta marcha, que en este caso realizaron a pie Javier y Silvia y su hija Adriana. Lo hicieron acompañados de Lili, una perrita a la que adoptaron hace dos años, y Noa, la peluda que forma parte de su familia desde hace siete. «Desde el primer día fue todo fenomenal, hay mucha armonía en casa», reconocía Javier antes de empezar a caminar al hablar de su familia en la que no solo conviven estos dos canes sino también una gata. «Es una experiencia buenísima. Son muy cariñosos y muy agradecidos, sobre todo Noa, que surgió de la nada, preñada y llena de parásitos por dentro y por fuera y que hoy es feliz en nuestra casa», contaba este abulense lo gratificante de abrir las puertas a animales que han sufrido tanto. 

Unas 300 personas se unieron a esta iniciativa que proponía una ruta de seis kilómetros, a realizar a pie o corriendo y con o sin can, y que partió a las 11,00 horas desde el Mercado Grande. 

El año pasado la protectora Huellas tramitó la adopción del cerca del 45 por ciento de los perros que llegaron hasta estas instalaciones unas cifras que en el caso de los gatos son menores, como reconocía Isabel Martín, presidenta de Huellas.  «El gatito es un ser sintiente que como animal de compañía nos puede alegrar la vida», reconocía la responsable de esta asociación para animar a los abulenses a estas adopciones. 

A la hora de adoptar, desde Huellas se pide a las familias «que lo piensen muy bien y que sean capaces de reflexionar cuál es el perro que necesita mi casa, cuál es el perro que necesita mi familia y cuál es el perro al que yo puedo ayudar». Y es que, aseguró Martín, «no es ir allí a elegir un perro como si estuviera en el escaparate, sino pensar cómo nos podemos ayudar mutuamente».