Estimados trabajadores y responsables de la Residencia Casa de Misericordia:

En nombre de toda nuestra familia, quisiera expresar nuestro más sincero agradecimiento por el cuidado, la dedicación y el cariño con los que habéis tratado a nuestra Madre, Antonia Muñoz, durante los últimos 16 años que pasó como residente.

La Casa de Misericordia no solo fue su hogar, sino también un lugar donde ella vivió con dignidad, alegría y serenidad, rodeada de personas que se convirtieron en una segunda familia para ella. En todo momento sentimos que estaba en las mejores manos, gracias a vuestro profesionalismo y, sobre todo, a la humanidad y calidez con las que lleváis a cabo vuestro trabajo.

No hay palabras suficientes para expresar el consuelo que representa para nuestra familia saber que Antonia disfrutó de años llenos de atención, respeto y amor. Cada sonrisa que le brindasteis, cada palabra amable y cada gesto de cuidado hicieron una diferencia enorme en su vida y en la nuestra.

Hoy, al despedirnos de ella, nos queda la paz de saber que tuvo el mejor final posible, rodeada de personas que realmente se preocuparon por ella. Por ello, queremos transmitiros nuestra eterna gratitud por haberle brindado no solo cuidados, sino un verdadero hogar.

Con todo nuestro afecto y agradecimiento.