«Dedicar un vino al Chava era una responsabilidad enorme»

Alberto Sánchez
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Los vinos de Eduardo Muñoz cuentan historias. 'Angliru' nos recuerda la de Chava Jiménez, «su magnetismo, su magia, su personalidad». En un mundo en el que todo se mide por victorias «él conectó con la gente» y quiere que 'Angliru' nos conecte

Eduardo Muñoz, creador de 'Angliru'

Cada vino «debe contar una historia». Y 'Angliru', el primer vino natural dedicado a José María Jimenez 'Chava', nos cuenta la suya, su personalidad, su espíritu...Pero también es una respuesta a ese sentimiento «de vacío» que dejó en todos una figura tan querida y que, más de veinte años después de su fallecimiento, sigue vivo en la memoria de la gente. Porque en un mundo en el que todo se mide por victorias, la suya trascendió lo deportivo. «Él conectó con la gente». La responsabilidad del reto «era enorme. No podía hacer cualquier cosa» reconoce Eduardo Muñoz, su autor.  

Todo comenzó como una sucesión de casualidades, de la invitación de una amiga que había trasladado su bodega a El Barraco a una visita a la quesería Elvira García, de descubrir esas cervezas artesanas de la localidad a quien prueba esa uva garnacha «de la que me enamoré en cuanto la probé»... Ante todo aquello «decidí que tenía que hacer un vino allí».Y quien concibe el vino como «una vuelta a los orígenes», nada mejor que trasladarse a su adolescencia. «Aquella uva y El Barraco me trasladaron a uno de aquellos momentos que nos marcaron a todos, el triunfo de Chava Jiménez en las rampas del Angliru». Estaba claro, «tenía que hacer un vino dedicado al Chava».

El reto no era sencillo. «Quería conseguir un vino emulando su personalidad. El Chava era un ciclista único, irrepetible, de un gran magnetismo, que destilaba alegría y que tenía algo mágico que nos enganchó a todos».Fue dando todos los pasos. «Como soy muy terco, conseguí hacerlo». Incluso llevar el vino en pleno mes de agosto a esas ánforas centenarias que tiene en Chapinería. «Era donde iba a muscular, generar cuerpo» para terminar afinando en botella.  

Quería un vino con personalidad, pero también con una historia. «Podía haber hecho un vino, presentarlo y venderlo sin más, pero era importante entender qué sentía la familia, los amigos, la gente». Habló con aquellos que más le conocían, con Pichote, Azu, Victor Sastre, David Navas... Y lo que descubrió y entendió es que «su muerte generó un vacío enorme.Había mucho dolor alrededor de cómo se dio y cómo gestionó». Su vino podía ser una respuesta porque «para mi el vino es un factor de unión.Cuando abres un vino no es sólo que esté bueno o malo, sino que debe unir. Cuando hablé con todos ellos noté que faltaba esa unión pero que este proyecto les generaba alegría». La primera vez que Azu lo probó le dio un abrazo. «Eso era lo que quería» cuenta emocionado.Lo había conseguido.