Es, sin duda, la procesión más tierna de las que estos días pueden verse en Ávila. La procesión del colegio Pablo VI, a la que dan vida los niños de entre uno y cinco años del centro, salía este miércoles de nuevo al patio del colegio para demostrar que en Ávila (como ya lo hicieran también hace unos días los alumnos del Milagrosa Las Nieves) hay cantera de Semana Santa.
Los 250 niños de ambos ciclos de Educación Infantil de este colegio diocesano capturaron las embelesadas miradas de todos aquellos que tras las vallas del centro asistieron a una procesión con décadas de vida y que es, sin duda, todo un acontecimiento para los vecinos de la zona sur de la capital.
La profesionalidad de los profesores, la colaboración de las familias (súper implicadas en la elaboración de los capuchones, túnicas y otras vestimentas) y, sobre todo, la ilusión de los niños se sumaron, un año más, para que la procesión del Pablo VI resultara todo un éxito.
Abriendo la comitiva, el pequeño portador de una cruz abría camino al paso que veneran con cariño los alumnos del Pablo VI: una preciosa borriquilla elaborada en croché y que portaban, muy serios ellos, los pequeños costaleros.
Y tras ellos, las cuatro cofradías en las que se reparten los niños en función de sus edades. Así, desfilaron muy concentrados los miembros de la Cofradía del Amor, la de los niños de tres años; los de la Cofradía de la Luz, la de los de cuatro años; los de la Cofradía de la Cruz, pequeños de cinco; y cerrando el desfile, los que más sonrisas despertaron entre el público, los más pequeñines de la guardería, los de la Cofradía de los Estudiantes.
Con su Virgen de losEstudiantes, una delicada 'fofucha' también subida a un paso, los pequeños de un año abrían los ojos sorprendidos por el sonido de los tambores y cornetas, cortesía de un grupo de miembros de la Banda del Amarrado, que de esta manera quiso sumarse a la procesión.
Porque la del Pablo VI es una procesión con todas las de la ley. No le faltaba ni un capataz (familiar de un niño del colegio); ni el canto de una saeta, a cargo de Gustavo Rodríguez, cantaor flamenco y profesor del colegio, que recibió el emocionado aplauso del público; ni la presencia de las damas ataviadas de negro y con mantilla, todo un clásico de las procesiones que también tuvo su reflejo en esta comitiva colegial.
«La idea es hacer una acción bonita con los valores y con la identidad del centro, generada y creada por la comunidad educativa, tanto alumnos como profesores y familias», decía a Diario de Ávila Jorge Barrera, director pedagógico de Infantil yPrimaria.
En este sentido, instantes ante de comenzar la marcha, el colegio recordaba cómo estas semanas, los niños han estado conociendo en el colegio los relatos propios de la Semana Santa. «Y contentos vamos a acompañar a Jesús», les animaban antes de comenzar un recorrido que, por cierto, estuvo marcado por el sol y por las buenas temperaturas. Ojalá el resto de cofradías de Ávila puedan disfrutar de lo mismo en sus momentos.