CARMEN Zafra lleva unos meses al frente del Ayuntamiento de Piedrahíta. Aunque conocía la casa perfectamente al llevar 16 años como teniente de alcalde en el anterior equipo de gobierno, dice que asumir la Alcaldía ha sido muy diferente. En estos primeros compases ha tenido que afrontar, además, la salida de bienes del convento de la localidad, un tema que espera tenga un final feliz. Cántabra de origen pero una vecina más de la villa desde mediados de los 80, a donde llegó como funcionaria de la Administración de Justicia (se acaba de prejubilar) y donde formó su familia, Carmen Zafra asegura que resolver el problema del agua es prioritario.
¿Cómo ha sido el desembarco?
He comprobado que es diferente ser concejal o teniente de alcalde que ser la alcaldesa. La responsabilidad es muchísimo mayor, tienes que tomar tú las decisiones y antes siempre tenías a alguien de referencia, aunque tengo a unos concejales que trabajan y somos un buen grupo. Para mi ha sido como si empezase otra vez de nuevo.
¿Qué valoración hace de esos primeros meses?
Pues han sido complicados, teniendo en cuenta que gobierno en minoría. Tienes que hacer las cosas con mucho cuidado, intentando tener un consenso con el resto de la Corporación Municipal. El año pasado empezamos en junio y estaba casi todo organizado, con lo cual en ese sentido bien, se hizo lo que ya estaba acordado y contratado, y este año estamos intentando llegar a acuerdos. Al no haber cambio de partido en el equipo de gobierno ha sido más fácil, pero por ejemplo para este año no he podido aprobar el presupuesto todavía. Estamos esperando a que nos hagan alguna propuesta para ver si llegamos a un consenso para poder sacarlo adelante. Hay que tener en cuenta que Piedrahíta no es Madrid, aquí se sabe exactamente el dinero que entra y el que sale.
¿Por qué no los han apoyado?
Dicen que no tienen conocimiento de los papeles pero no es cierto, se les ha dicho que pueden venir al Ayuntamiento a consultar cualquier cosa en cualquier momento.
¿Y ahora están prorrogados?
Sí. El presupuesto previsto para este año era de 1,7 millones de euros, una cantidad parecida a la del año anterior. Ahora estoy esperando a que propongan los cambios para ver si conseguimos aprobarlo.
¿Cuál es su objetivo para este primer año?
Hemos pedido los planes provinciales de Diputación y lo que me gustaría y voy a hacer este año y los años sucesivos es arreglar el problema tremendo del agua. A no ser que haya una catástrofe en alguna calle o alguna cosa rara voy a emplearlo en eso.
¿Qué hay que hacer?
Hay que darle una vuelta a todo el pueblo. Hay que empezar por las acometidas por donde entra el agua, que están fatal, hay tuberías que hay que arreglar ya porque nos dan problemas hoy sí y mañana también, así que mi intención es intentar arreglarlo. Nosotros funcionamos a base de subvenciones y con las cantidades de este año no será suficiente, así que necesitaremos algún tiempo más. Más que un objetivo de este año es un objetivo del mandato. No podemos seguir tirando de parches, hay que coger el toro por los cuernos y empezar desde arriba, desde las captaciones. Todo lo que podamos conseguir irá destinado a eso. Si dejamos solucionado el problema del agua va a ser una tranquilidad. Pocas veces nos hemos quedado sin agua, pero es que la infraestructura también es primordial.
También ha tenido que afrontar el problema del cierre del convento, ¿cómo lo recuerda?
Fue terrible. Ya hemos presentado la documentación que nos requirió Patrimonio, para la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), y el juzgado también nos pidió información sobre lo que hay junto al convento. Están con las diligencias previas de la denuncia y por lo que yo intuyo no se dirige todavía acusación contra nadie, no tiene delito especificado, así que habrá que esperar a ver si nos tenemos que personar como acusación particular.
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