Era una tarde para ganar. Todas lo son, que nadie se equivoque, pero no todas tienen la misma trascendencia.Se la jugaba el Real Ávila ante el Júpiter Leonesa B en una tarde de mucha expectación, miradas indiscretas, de comentarios, cotilleos, rumores... La semana había sido eterna en el Adolfo Suárez, delirante por momentos. «Parecía que el partido no iba a llegar nunca» decía aliviado José 'Chino' Zapatera –no era el único– tras una semana de mucha tensión, demasiada. De no haber ganado muchos hubieran vuelto su mirada al palco –vacío– buscando a los responsables del cese de Borja Rubiato, una decisión que muchos aún no terminan de entender, aunque el motivo final se haya explicado de manera cristalina como pocas veces se ha hecho. Porque no fueron los resultados los que le pusieron en la calle, sino «no aceptar sugerencias» dijo abiertamenteJoan Farías, Director Deportivo. «No es normal que los nuevos fichajes no jueguen». En el tira y afloja que mantenían uno y otro desde hace tiempo ganó el que manda, siempre pasa, pero la decisión fue una 'bomba' no sólo para la afición sino para el vestuario. Desactivarla sólo tenía un camino, ganar. De no haberlo hecho, el equipo se hubiera metido en un escenario de esquizofrenia complicado de controlar, mucho más cuando dentro aún hay quien se empeña en reactivar los rescoldos de una hoguera que hay que apagar entre todos si se quiere llegar a buen puerto.
Para una semana así, no había más 'tranquimazín' posible que los tres puntos. «Había que empezar ganando.Soy consciente de que tenemos que dar más a la afición pero hoy no era el día». Era lo primero que asumía José 'Chino' Zapatera tras ganar a la Leonesa B (2-0). Sabe de lo que va esto. Habrán sido 9 años sin pisar un banquillo pero se las sabe todas y aunque el fútbol y los futbolistas de ahora no son los de antes, hay cosas que no cambian.
Sabía el técnico abulense lo que significaba ganar como sabía lo que significaba su primer once. «Si alguien de la directiva me dice quién tiene que jugar, me voy» dijo por adelantado cuando se le presentó, y su primer once dijo mucho. Sólo Oli –junto a Babu, el refuerzo que se había asentado con Rubiato– apareció en el once. En el banquillo Edmilson, Guilherme o Pedro, entre otros, y al final del partido un mensaje muy directo. «Cuando he dado la alineación ha habido caras largas. Caras que no me han gustado y ya se lo he dicho al que no me ha gustado. Ya tienen un mensaje claro que le ha mandado su entrenador. Si alguno está disgustado que se vaya. Soy entrenador, voy a poner a los que mejor estén. Como me dejan hacerlo y he visto que no me gustaban algunas caras, ya lo saben ellos. Si no se cambian, para eso estoy, para tomar decisiones».