A Kepa Rojo su acento, como el sabor de sus guisos y su propio nombre, le delatan. Es vasco se puede decir que casi por los cuatro costados. Decimos casi porque también lleva en el alma a Cebreros (su madre es de allí) y de ahí que su negocio se ubique en esta bella y buena tierra abulense. 15 años ha cumplido ya Gure Ametsa en la plaza del Altozano. Ése es el tiempo que lleva encendiendo la chispa de los fogones que abrazan cazos, sartenes y calderos que, entre otras cosas, sirven para homenajear a su Donosti natal. Enfocado especialmente en las comidas y cenas, como buen establecimiento abulense que es cuenta con una barra en la que ir abriendo boca. Tienen menú entre semana, menú especial de fin de semana, carta y platos fuera de carta. Y con todo ello acaba de alzarse con un «solete» de la Guía Repsol y con un Premio Nacional de Gastronomía.El primero lo disfrutan y cuidan desde mayo; el segundo, desde septiembre.
Pero vayamos a sus propuestas.En barra, cuenta Kepa, que se puede degustar esa cocina en miniatura que son los pinchos abulenses. ¿Los básicos? Jamón, chorizo o una rica morcilla rebozada o «una patatita en salsa verde»... Y es que en ocasiones lo que guisa para comidas y cenas llega a esa barra con todo el sabor y ya sabemos lo muy de agradecer que son esos platos de cuchara sobre todo en invierno.
Sin embargo reconoce que lo que más se estila en su casa son los menús. Más sencillos, entre semana, y más complejos, sábados y domingos. Para estos dos días, como para las fiestas, la merluza y el bacalao son un clásico, no falta un buen guiso de judiones con almejas, pudin de merluza y langostinos o de salmón y puerro suelen repetirse. Y junto a ello siempre se puede pedir a la carta y probar ¿cómo no? una tortillita de bacalao, unas manitas, crepes de rape y langostino o bichisoise ...
Alma de cocina vasca, a fuego lento en Cebreros15 años dan para mucho, para afrontar una crisis y para amoldarse a los nuevos tiempos, para hacer clientela nueva y agradar a la que le es fiel. Como en todos los puntos de Ávila, el invierno se reduce la afluencia pero el verano es tremendamente movido, máxime con una terraza que triunfa entre cebrereños y visitantes y que llena de vida esa céntrica plaza cebrereña.
Salió Kepa de su Donosti natal muy jovencito y lo hizo después de estudiar seis años en la Escuela de Hostelería del Gobierno Vasco. Trabajó en Madrid, también en Ávila, mientras le acababan la obra en Cebreros.
Cuenta también que su clientela es especialmente del pueblo, a ellos y a su economía ha sabido adaptarse, también se encarga de la comida a domicilio para los mayores de la localidad.Sabe que son muchos los que le eligen cuando hay comidas familiares o celebraciones y luego por supuesto hay mucha gente de paso porque «aquí hay muchas rutas de senderismo» y la gente viene a pasar el día, tan cerca como están del Valle de Iruelas, sin ir más lejos. Su política, adaptarse a todos los bolsillos y que pueda venir todo el mundo de ahí el menú del día entre semana que son 12 euros, con postre o café y 13,50 con ambos.El fin de semana son 23,50 pero es más exquisito.