Llegó el día. Y no por esperada la despedida resultó menos difícil. Y es que echar el cierre a un siglo de tradición familiar nunca es fácil aunque el descanso sea más que merecido. Y es que este lunes para Jesús Martínez Ayuso y para su cuñada Ana Isabel Díaz fue un día especial: el último en ponerse detrás del mostrador de la tienda de confección Coca, negocio centenario que han regentado tres generaciones de la misma familia.
Este lunes era día de terminar de recoger, tarea harto complicada porque durante toda la jornada fueron decenas los abulenses que se acercaron hasta este negocio ya prácticamente desmantelado para dar la enhorabuena a sus hasta ahora propietarios por su merecida jubilación y también las gracias, por la profesionalidad, amabilidad y atención que durante tantos años Jesús y Ana Isabel y el resto de la saga de los Coca han mostrado con sus clientes. Unos clientes que a día de hoy siguen siendo muchos teniendo en cuenta que a este comercio no le falta público y que sus dueños se jubilan con el negocio a pleno rendimiento.
Unos clientes a los que a partir de ahora se encargará de atender desde este mismo lugar Ángeles Martín, propietaria de la lencería Mordissko que desde hace quince años está abierta en la calle Jesús del Gran Poder y quien a partir de ahora también regentará Coca que pese a la jubilación de sus propietarios y para alegría de los muchos clientes de este negocio no cerrará sus puertas sino que solo cambia de manos.
Nueva etapa en Coca - Foto: Isabel García«Es otra etapa», comentaba Ana Isabel al hablar de su jubilación y de la de su cuñado y del cambio de riendas en este negocio que en su día fundó Juan Martínez Coca, abuelo de Jesús y de su marido, Carlos, ya fallecido y que también formó parte de la tercera generación de esta tienda. También durante muchos años se dedicaron a vender pijamas, ropa interior o corsetería a abulenses y visitantes Mercedes y Boni, los padres de Jesús quien, confiesa, ya tiene muchos planes para ocupar el tiempo libre que a partir de ahora, y tras jubilarse, va a tener. «Quiero ir a clases de cocina, y de pintura», adelantaba horas antes de bajar por última vez la persiana y con evidente emoción. También, «con agradecimiento», en este caso a todos los clientes que durante décadas han confiado en este negocio y en ellos. Y es que tanto Jesús como Ana Isabel se saben queridos, y así de hecho se lo hicieron saber tanto los vecinos de las inmediaciones del Mercado Chico como los comerciantes cercanos que el pasado viernes se presentaron en Coca por sorpresa para desearles mucha suerte y darles las gracias por todos los años al frente de un negocio centenario. «Hubo hasta champan, y lágrimas», reconoce Ana Isabel al hablar de lo emotivo de esa despedida de sus vecinos que a buen seguro recibirán con la misma generosidad a Ángeles, la nueva cara de Coca, establecimiento que al catálogo tradicional también incorporará una linea más juvenil con baño de hombre y mujer y más artículos de mercería, adelanta esta empresaria que a partir de ahora será el nuevo rostro de Coca.