Editorial

El alquiler se aleja de los precios que aconseja el Gobierno

Diario de Ávila
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De sobra es conocida la dictadura económica que impone la ley de la oferta y la demanda

El precio del alquiler de vivienda en Ávila, igual que ocurre en la mayor parte del territorio español, se ha situado muy por encima del precio tope que ha fijado el Gobierno como recomendable, demostrando, como ocurre en tantos otros asuntos en los que se juega antes con un buenismo fácil que con la complicada realidad, que la teoría va por un lado y la verdad por otro.

Según los datos oficiales que maneja el Ministerio de la Vivienda, con los cuales afirma que quiere adecuar la oferta a las necesidades de los demandantes para que alquilar una vivienda no sea el privilegio en el que se está convirtiendo, un piso de 73 metros cuadrados debería rondar en Ávila el precio medio de los 420 euros al mes, pero la realidad es, tal y como queda de manifiesto en el mercado, que es muy difícil encontrar algo que esté por debajo de los 600 euros. Una brutal diferencia de casi un 50% por encima.

Que la intención del Gobierno es buena parece en principio obvio, pero que se ha topado con una realidad que echa por tierra cualquier intento de doblegar la dureza del mercado lo es igualmente. Si además, tal y como explican –quizás sería más exacto utilizar el verbo advierten– las inmobiliarias y los propietarios, la nueva ley de alquileres es más proteccionista con los inquilinos, exige más impuestos al dueño de la vivienda y asimismo hace mucho más complicado poder echar a un arrendatario que incumpla con los pagos o que no cuide la propiedad como es debido, el resultado en Ávila es que ha disminuido el parque de pisos potencialmente alquilables –no pocos de ellos han pasado al de los vendibles ante esas nuevas exigencias o cambios normativos–, y de sobra es conocida la dictadura económica de coste al alza que impone la ley de la oferta y la demanda.

De buenas intenciones está el infierno lleno, dice un refrán, y algo parecido podía aplicarse a este caso, ya que, como en tantos otros y cada vez más, sostener sobre teorías o filosofías muy 'positivas' proyectos que se topan con realidades tan duramente prosaicas como son los intereses económicos puede acabar produciendo ese efecto rebote, contrario al esperado, que alertan las inmobiliarias abulenses que ya está ocurriendo en Ávila.

Tal y como están los precios y las hipotecas, comprar una vivienda es ya un lujo al alcance de pocos, y cada vez de menos abulenses, y tal y como está evolucionando el mercado del alquiler poder arrendar una vivienda se está poniendo también al alcance de la mano de no muchos. Si la ley que quiere regularlo para hacer más fácil ese trámite fundamental de disponer de un lugar digno donde vivir, seguramente necesite pasar por el taller de las realidades.