Que pase el siguiente

A.S.G.
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De nuevo remontada. El Real Ávila supo dar la vuelta al marcador en un partido en el que tuvo que remar en contra tras el tanto de Leiras (0-1) • Peña y Cabezudo pusieron el 2-1 y Gustavo, con un doblete, el definitivo 4-1

Segundo partido de la primera ronda de la fase de ascenso a 2ºB. - Foto: Antonio Bartolomé

Real Ávila, 4

 

Tuilla, 1

Félix

Tirso

Javi

José María

Toño

Iván Cabezudo

(Jaime, 85’)

Chiqui

(Fran, 89’)

Peña

(Trujillo, 75’)

Emilio

Pito

Gustavo

 

Laviana

Hevia

Robles

Ginés

Tito

Ángel

(Mario Álvarez, 74’)

Omar

Manu Montal

Jony

(Juanjo, 59’)

Leiras

Tomás

(Borja, 45’)

Goles

0-1 (minuto 34) Leiras de penalti; 1-1 (minuto 51) Peña; 2-1 (minuto 54) Iván Cabezudo; 3-1 (minuto 65) Gustavo; 4-1 (minuto 87) Gustavo

Árbitro

Pavón Guillén (Cáceres). Mostró cartulinas amarillas a Tirso, Félix y Pito; y a los asturianos Ginés, Tito y Leiras

Incidencias

Partido de vuelta de la primera eliminatoria de ascenso a Segunda B, disputado en el Adolfo Suárez ante 3.000 espectadores


El Real Ávila no falló a su esencia. Parece llevarlo en los genes. Abonarse a las remontadas es una práctica que empieza a ser común en una plantilla acostumbrada a las emociones fuertes. La de ayer lo fue. No era lo que quería José Luis Diezma, posiblemente tampoco la afición, aunque la victoria sepa mejor cuanto más lejos se percibe. Algún día no será posible enmendar los errores, pero de momento la pegada con la que cuenta el equipo parece suficiente como para marcar las diferencias. La afición respondió, la grada presentó una de las mejores imágenes que se la recuerdan en los últimos años y el equipo no falló a los aficionados, aunque le costara 45 minutos. Por momentos cundió el miedo. El desánimo invadió un graderío que temió verse fuera ante un Tuilla que hacía sus deberes , a su estilo, con nota. Sin embargo, y como ante el Villaralbo o el Numancia B, el conjunto encarnado fue capaz de dar la vuelta al marcador en una segunda parte explosiva, como sus delanteros. Especialmente Gustavo. Bien hizo Félix en correr a abrazar al cebrereño cuando hacía un 4-1 con el que mataba un partido que siempre estuvo demasiado vivo. El ‘15’ encarnado se echó a la espalda el equipo. El máximo realizador estuvo presente en todas las acciones de gol para poner al equipo en un nuevo sorteo. Porque el Ávila está en semifinales de ascenso a la Segunda B. El sueño sigue adelante.    
Sin embargo, y por momentos, el encuentro tuvo más de pesadilla que de tarde de ensueño.  Porque Leiras, cuando el crono marcaba el 34’, hacía el 0-1 desde el punto de penalti. Como en Tuilla el equipo dinamitero hacía el primero de la tarde desde los once metros. Tirso se encontraba de nuevo entre los protagonistas. Manu Montal recogía, con bastante fortuna, un rechace dentro del área y era derribado por el central, de nuevo en el lateral.
Fue un jarro de agua fría para un Real Ávila al que le faltó de inicio la rabia que se le presupone a este tipo de remontadas. Demasiado plano, las imprecisiones empezaron a desquiciar a Diezma, desterrado a la banda en su último encuentro de sanción.
El Tuilla cumplió lo prometido. Tejió un centro del campo poblado de centrocampistas donde Ángel, como único pivote defensivo, se desplegó en las ayudas hasta convertir su zona en un hábitat demasiado hostil para los encarnados. Sin ritmo, Cabezudo y Chiqui no encontraban la mejor salida a un esférico que deambulaba a la espera de un dueño. Pito, inédito, y Peña, demasiado acosado,  quedaron para la anécdota en una primera mitad en la que el Ávila apenas se acercó a las inmediaciones de Laviana. Salvó un disparo lejano de falta directa - 17’ - de Emilio, el papel ofensivo del conjunto encarnado quedó para la anécdota.
Y cuando el crono marcaba el 43’ el conjunto encarnado tuvo la oportunidad de devolver la eliminatoria al empate inicial. Pito prolongó el esférico para que Gustavo se marchara de su marcador. Tuvo el pase a Emilio, que entraba sin oposición por una autopista hacia punto de penalti. Era la solución que pedía la jugada. No le gustó a Gustavo. El premio del gol era demasiado jugoso. Se equivocó. Ya sin espacio quiso rectificar. Le entregó el esférico a Emilio, que ya no lo esperaba. Aún así el vallisoletano sacó el disparo a la media vuelta. Laviana se estiró. No fue suficiente, pero para el resto estaba la madera, que repelía el disparo. Era el minuto 43. Hubiera sido la mejor solución al atasco general en el que había caído el partido en una primera mitad que moriría con el regusto de la ocasión perdida.
Pero este Ávila está hecho de otra pasta. El equipo cambió radicalmente en la segunda parte. El antídoto, el gol. Es el mejor revulsivo y llegó, aunque cueste creerlo, de cabeza de Peña. Lo del ‘7’ encarnado no es cuestión de centímetros, sino de rabia y de fe. La tuvo cuando entró con todo desde los dominios de Hevia y Ginés para rematar de cabeza en el segundo palo un centro de Gustavo. Era el mundo al revés. El rematador del equipo la ponía desde la zona de extremos para que Peña hiciera el 1-1. Era el minuto 51’ y por delante un mundo para obrar la remontada.
No quiso esperar en exceso el equipo encarnado, que apenas 3 minutos después igualaba la eliminatoria. Ginés derribaba a Gustavo en la frontal del área y Diezma encargaba a Cabezudo la tarea del gol. No falló el ‘6’ encarnado. Sacó el guante a relucir para poner el esférico en la escuadra, donde Laviana no podía llegar. Era el 2-1 y el crono apenas marcaba el minuto 54.
Era el momento de la remontada. El Tuilla estaba tocado. Su planteamiento de partido ya no era válido. Las fuerzas fallaban y las ayudas empezaban a ser escasas. El Adolfo Suárez empezaba a pasarles factura. Con espacios Gustavo se hizo el dueño y señor del balcón del área. Se multiplicó y tuvo en sus botas el 3-1, pero Laviana sacaba in extremis una vaselina que obligaba al cancerbero dinamitero a esforzarse.
Buscaba el Ávila su gol y se encomendaba a un Gustavo al que le  llegaría la oportunidad desde el punto de penalti. Como en Tuilla repitieron los protagonistas. Emilio recibió dentro del área y recortó a Tito, que rebañó al jugador vallisoletano. Como en El Candín tomó el balón Gustavo, que lanzó con rabia desde los once metros para hacer un 3-1 - minuto 65’ - que levantaba a una grada a la que le cambiaba el semblante. Nunca dejó de creer en los suyos. Ahora sí el Ávila estaba clasificado.
Sin embargo, y ante el miedo de un gol en contra que hubiera sacado al equipo de la eliminatoria, el Ávila dio un paso atrás. Entregó el cuero al Tuilla. Ahora era el equipo local el que se conformaba con jugar a la contra mientras protegía los dominios de Félix, que en apenas 15 minutos tuvo más trabajo que en todo el encuentro.
Pudo llegar el 3-2, pero Javi - gran actuación del central en el conjunto de la eliminatoria - rebañó el cuero a Juanjo cuando el ‘16’ buscaba el uno contra uno dentro el área. Y del posible 3-2 se pasó al 4-1. Es lo que tiene el fútbol. Porque del despeje nació la rúbrica del choque con Gustavo, como no podía ser de otra manera, como protagonista. Emilio, que recibía del cebrereño, se la devolvía  al ‘15’ para con sangre fía ponerla al palo donde Laviana no podía llegar. Era el 4-1 (minuto 87’)  y el partido quedaba listo para sentencia. Los jugadores lo sabían. El Ávila puso sobre la mesa la distancia que en estos momentos separa el fútbol de los encarnados y arlequinados. El sueño continúa.