Primer partido de la temporada en casa y primera certeza. El Adolfo Suárez es el jugador número 12 del Real Ávila. No sólo lo dicen los jugadores, que alucinaron con el ambiente del primer partido. «Se ha notado su apoyo, parecía que éramos 12» confesaba Mario Rivas en su primer partido como encarnado en casa. Lo confirmaba el propio cuerpo técnico. «Es como jugar con un jugador más» decía Miguel de la Fuente, que siempre han valorado la importancia de los suyos en el devenir de los partidos.Pero esa sensación que siempre han tenido los de casa, ya es una evidencia entre los de fuera. «El ambiente el estadio se notó, les echó una mano» reconocía Pablo Acebal, entrenador del UPLangreo, en la primera tarde de fútbol en el Adolfo Suárez en Segunda RFEF. Una primera puesta en escena y prueba para los locales, que tras un verano de poco ímpetu entre los abonados había ciertas dudas a la hora de calibrar la primera entrada de la temporada. Yno estuvo nada mal. Casi 1.000 personas –921– en el estadio. Buena entrada que confirma el crecimiento social del club, que ya experimentó la temporada pasada en Tercera RFEF una subida en la afluencia. De una media de 350 se pasó a 750 por partido, con picos de 1.250 ante el Salamanca UDS, 1.350 ante el Júpiter Leonesa B o 2.500 ante La Virgen del Camino el día del ascenso.
Si el primer partido ha confirmado el papel que puede desempeñar la afición encarnada a la hora de desnivelar los partidos en lo emocional, ha corroborado aquello de que septiembre y el inicio de la competición podían ser un último empujón para los socios. «Lo del tirón de última hora funciona en todos los lados» decía Miguel de la Fuente tras el choque con el UP Langreo. Tan cierto como que el Real Ávila ya supera los 800 socios, camina hacia los 900 –podría alcanzarlos esta misma semana– y la cifra de los 1.000 abonados que el club se ha marcado como un número ya importante teniendo en cuenta de dónde se viene no es tan lejana. Ahora mismo, y tras el tirón de los últimos días, parece totalmente factible. Sería un valor añadido. Los rivales ya lo saben.El Adolfo Suárez también juega su papel.