El Cine Club Ávila, que organiza Cines Bulevar y coordina Alfonso Caro para ofrecer todos los lunes películas de contrastada calidad que no suelen encontrarse en el circuito comercial y que por ello son más complicadas de ver, proyectó la película documental La memoria infinita, de Maite Alberdi, un conmovedor acercamiento al problema de la enfermedad de alzheimer que por valores tan destacados como su belleza, su tino y su intensidad consiguió el premio Goya a la Mejor película iberoamericana y fue nominada al Oscar como mejor película documental
Como es habitual en este foro, la película se proyectó en dos sesiones, a las 18,00 y las 20,30 horas, con la particularidad de que e la primera de ellas se incorporó, como novedad, la celebración de un debate posterior a la proyección, que tuvo como protagonistas a Susana Martín, psicóloga clínica en Alzheimer Ávila, y Rodrigo San Pedro, periodista de COPE Ávila.
Comentó Alfonso Caro que «teníamos ya muchas ganas de poner en marcha un debate posterior a la proyección», algo que «nos venía pidiendo el público y que también es muy natural en el formato cine club», y una estupenda ocasión para hacerlo fue «esta película ganadora del Goya a Mejor película iberoamericana este año, y con dos personas que respetan tanto el cine como Susana Martín y Rodrigo San Pedro, que significa un lujazo».
Susana Martín destacó en ese coloquio «el amor como la base de los cuidados» de las personas que sufren alzheimer, «algo que se percibe como fundamental en la película, donde destaca el amor de la mujer hacia su marido, cómo le cuida, cómo le atiende y cómo le quiere… y cómo insisten en que siempre van a estar juntos, pase lo que pase»
Partiendo de esa «premisa de partida» habló la psicóloga clínica de Alzheimer Ávila un poco más en profundidad de lo que es esta enfermedad degenerativa, «en la que cada caso es distinto, de hecho habrá que gente que se sienta identificada con la película y otra que no, en la que cada situación familiar es diferente». Y esa variedad de consecuencias y sentimientos que supone la misma enfermedad, añadió, tiene su razón de ser en que en los cuidados de la persona que la padece «intervienen muchos condicionantes: si se cuida en solitario, si hay apoyo familiar, si se dispone de una buena economía, como es en el caso de la película, o no lo hay».
También aprovechó Susana Martín para hablar de los síntomas concretos que definen la enfermedad de alzheimer, tanto de «esos más llamativos que aparecen en la película, como los delirios que tiene él, cómo se enfurece porque se quiere ir a su casa y donde están sus amigos o el no reconocer a las personas cercanas», situaciones todas ellas «muy dolorosas», como de otros menos conocidos. A pesar de la dureza de la enfermedad y de la crudeza con la que se cuenta en algunos momentos, destacó Susana Martín de la película «el punto de vista de la ternura, el amor y el cariño», una perspectiva destacable que, recordó, «es la base para los cuidados de esas personas».
Rodrigo San Pedro comentó que su presencia allí se debía a que había propuesto a Alfonso Caro esa película para el Cine club, por considerar que aunaba calidad, interés y fuerza dramática, además de porque había visto el documental en Chile, un país que le gusta mucho y donde vivió una temporada.