Morante reúne lo mejor del aforismo de los siglos XX y XXI

David Casillas
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El escritor y crítico abulense publica 'Paso ligero' (La Isla de Siltolá), un volumen en el que regala grandes píldoras de pensamiento de autores como Machado, Unamuno, Jardiel Poncela o Max Aub

Morante reúne lo mejor del aforismo de los siglos XX y XXI - Foto: Isabel García

José Luis Morante, poeta, crítico y ensayista abulense que en los últimos años también ha trabajado con éxito el aforismo, acaba de publicar un interesante libro en el que se centra en este último género, pero no como creador de frases afiladas capaces de condensar mucho significado en pocas palabras sino como compilador de una significativa parte de lo mejor que en este campo se ha realizado en España en el pasado siglo y también en el presente.

Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (siglos XX y XXI), editado por La Isla de Siltolá, es el título de este libro, en el que tras realizar un dilatado y profundo estudio sobre el aforismo, frases sentenciosas que desde hace milenios resumen mucha sabiduría (a veces con ironía, a veces con dolor, a veces con amargura…), se centra en cómo esa digamos tradición primero oral y luego escrita ha llegado hasta el pasado cercano y el presente, destacando a un puñado de estupendos hacedores de esas píldoras de reflexión.

Explica José Luis Morante que «aunque llevo trabajando con el aforismo muchos años como creador, nunca he dejado de desarrollar mi labor de crítico literario y después de preparar una antología crítica sobre Juan Ramón Jiménez, que a mí me parece uno de los aforistas más preclaros de nuestra literatura, decidí hacer, en este Paso ligero, un estudio histórico sobre el aforismo sin irme muy atrás en el tiempo, y este es el resultado».

Con este libro, explica, «lo primero que he querido reivindicar es que el aforismo tiene una tradición milenaria que es maravillosa, por mucho que haya gente que piense el disparate de que es una forma de escribir que ha nacido en las redes digitales», pero siendo tan dilatado el campo temporal existente lo que hizo fue «acotar el tiempo y centrarme en la época contemporánea, es decir, desde la Generación del 98, un momento mágico en nuestra literatura con maestros como Unamuno, Machado o Bergamín, hasta el tiempo presente, el digital».

Insiste José Luis Morante en que «el aforismo sigue siendo un gran desconocido como género, incluso algunos lo confunde con el refrán o con la ocurrencia, y por eso yo consideré que era necesario decir que el aforismo ha sido parte esencial de las civilizaciones occidentales». Durante muchos siglos, siguió explicando el escritor y crítico abulense, «ha existido en la sociedad un analfabetismo funcional, una realidad en la que el aforismo era la mejor escuela para profundizar en las verdades y en los conocimientos esenciales de la vida y de la literatura». Y, añade, «de alguna manera aquellos viejos aforismos siguen siendo una estupenda escuela porque si son buenos no solamente no caducan sino que incluso se revalorizan, los buenos aforismos se quedan como alfileres prendidos en el corazón, son reflexiones para conocerte a ti mismo tan profundas y tan esenciales que no se puede olvidar».

Fundiendo sus facetas de estudioso de la literatura, de escritor de aforismos y de ser «un lector voraz de aforistas» ofrece en la segunda parte del libro una extensa e interesante selección de aforismos realizada con la intención de «ofrecer lo imprescindible» pero también con el convencimiento de que «inevitablemente hay ausencias», y fruto de ello es un compendio de «presencias absolutamente incuestionables con nombres que ofrecen muy pocas dudas por su calidad, por su profundidad de pensamiento», como por ejemplo Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, Sánchez Ferlosio o Antonio Machado.

Además del regalo que significa encontrar en un mismo volumen tantas perlas en forma de palabras, que lo son por su riqueza de contenido, profundidad y estilo, también ofrece José Luis Morante una especie de «DNI de cada uno de esos autores, porque me ha permitido la fortuna estudiar a cada uno de ellos a través de los textos, y por tanto dejo de ellos una cosecha aforística incuestionable, como si fuera una cosecha de literatura breve, para que la gente no vea que yo pretendo convencer con el estudio sino, sobre todo, que pretendo argumentar con los textos elegidos, que creo que son excelentes».