Hace un cuarto de siglo existió una amenaza manifiesta hacia los entonces responsables y redactores de este periódico por parte de un cargo institucional, el obispo González Montes, acusando al medio de faltar a la verdad, dirigiéndose de forma exclusiva hacia esta cabecera a pesar de que medios de toda la comunidad habían informado de los mismos desaires del polémico prelado porque todos fueron testigos de los mismos hechos en aquella fiesta de San Segundo de 1999.
Cuando uno se empeña en vivir ajeno a la realidad y se cree iluminado por una gracia superior, pasan estas cosas.
Y veinticinco años más tarde se vive una situación similar, más agravada por su amplitud, por supuesto, con la actitud del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que está cercenando a golpe de machete vocal y legislativo las libertades propias de nuestro estado democrático. Pero se repite la intención de hacernos menos libres. Nos ha querido mantener engañados durante cinco días, aparentando hasta los últimos instantes de su retiro, con esa visita al Rey Felipe VI, un teatro que le deja a los pies de los caballos. Me le he imaginado entrando en el despacho del Rey y decirle (si al menos sabe mantener las formas): "Majestad, que voy a seguir". Y el Borbón con la templanza y saber estar que le caracteriza diciéndole: "Adelante, nada más puedo hacer".
Y entonces, salir a un altavoz público, a sabiendas de que la ciudadanía estaría pendiente, para poner en cuestión la libertad que se respira en el país al que dice querer, como si de un gobernante tiránico se tratara. Por eso me niego también a creer que los responsables políticos socialistas de la provincia realmente estén justificando las formas de su líder.
Aquel obispo al que me refería antes fue trasladado a Almería, donde acabó sus años como prelado con polémica, igual que en Ávila, aunque se alargó su estancia en aquellas tierras durante veinte años. Cuando uno se siente marcado por la inspiración divina no se supera de ninguna manera. En la recta final de su carrera el Papa Francisco nombró un coadjutor con poderes en la diócesis almeriense, al considerar "que se debe examinar el gobierno de la citada Iglesia". Blanco y en botella.
Hay un refrán castellano que hace referencia a la festividad de San Martín, que me voy a contener en reproducir, pero que parece cumplirse siempre. La cosa es saber cuánto tarda.