Las grandes ciudades, aquellas más pobladas, con más tráfico y más industria, son las que sufren con mayor incidencia los efectos de la contaminación y las que tienen peor calidad de aire. En este sentido, grandes urbes como Madrid o Barcelona llevan años en el punto de mira en lo que se refiere a partículas contaminantes. Sin embargo, vivir en ciudades pequeñas no es sinónimo de calidad en el aire ni mucho menos. Así ocurre en Ávila, por ejemplo, que tiene mayor contaminación de la que en principio por su tamaño, tráfico y actividad industrial debería tener debido a su cercanía con la capital del país. Y es que, aparte de la contaminación por partículas PM10, cuya presencia en la atmósfera puede ser de tipo natural o por emisiones provenientes de industrias, vehículos, construcciones o quemas agrícolas, existe otro tipo de contaminación ambiental menos conocido pero igual de peligrosa. Se trata de la contaminación por ozono, que afecta especialmente a Ávila y en buena parte proveniente de Madrid.
«Lógicamente, Ávila está bastante mejor que las ciudades grandes», reconoce Carmen Duce, coordinadora estatal de la campaña 'Clean Cities' de Ecologistas en Acción, que apunta que pese a todo en la capital abulense se superan en bastantes ocasiones los niveles establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto se debe, explica la experta en impacto del cambio climático en las conductas sociales, al ozono, un contaminante secundario que se produce por las altas radiaciones solares, especialmente durante el verano, que descomponen el dióxido de nitrógeno, un gas que principalmente emiten los tubos de escape de los vehículos diésel. Esa descomposición, explica Duce, «no se produce de manera inmediata, sino con el tiempo y por eso muchas veces no son los sitios donde más dióxido de nitrógeno se emite los más contaminados sino los lugares un poco más alejados». Así ocurre, por ejemplo, con la capital abulense, que pese a tener un parque móvil diésel mucho menor que otras ciudades tiene episodios frecuentes de contaminación por ozono debido a que la contaminación por este agente que se produce en Madrid se desplaza a lugares montañosos, que es donde más incide la radiación solar. Es más, Duce, que la pasada semana pasó por Ávila invitada por Cambium para hablar de movilidad y cambio climático, apunta que a lo largo del pasado año en la capital abulense se superaron los niveles recomendados por la OMS en lo que a contaminación por ozono se refiere en «65 jornadas» en las que el aire abulense superó los 60 microgramos de ozono por metro cúbico con picos que incluso llegaron a los 95 microgramos. Unos límites que en el caso de la normativa estatal, basada en la Directiva Europea de Calidad del Aire, de 2007 y que se está revisando, son «más laxos» y a tenor de los cuales Ávila habría rebasado esos niveles en seis ocasiones durante 2022.
«Aunque es un poco desconocido, el tema del ozono es grave porque es un contaminante con efectos inmediatos», advierte Duce, que habla de unos efectos irritantes y abrasivos que provocan incluso ingresos hospitalarios sobre todo en colectivos de riesgo. Por eso, sostiene la responsable de Ecologistas en Acción, «por ley debería alertarse a la población cuando se superen o prevean superar los niveles de ozono» y hacerlo, especialmente, a las personas más vulnerables para que no salgan a la calle o a la población en general para que no haga deporte cuando se superen esos picos de ozono porque eso puede ser «causa de un ingreso hospitalario inmediato», a diferencia de la contaminación por partículas o el dióxido de nitrógeno, agentes que tienen un efecto acumulativo y que tras ser respirados durante mucho tiempo al final pueden provocar cáncer, alergias o enfermedades pulmonares.
protocolos de actuación. Por eso, desde asociaciones como Ecologistas en Acción abogan porque estén obligados a ello no, algo que de momento solo es preceptivo para las grandes urbes, todas las ciudades cuenten con protocolos de actuación frente a emergencias por contaminación, un plan del que no dispone el Ayuntamiento de Ávila pero que por esa cercanía con Madrid sí sería bueno que contara, indica Duce.
«Aunque Ávila sea una ciudad pequeña y por ley no está obligada a poner en marcha ese protocolo, dada su cercanía con un foco de contaminación como es Madrid y su situación está sufriendo contaminación», apunta la ecologista que defiende que esta situación debería obligar al Ayuntamiento de Ávila a elaborar «medidas para alertar a la población y también de vigilancia de la calidad del aire precisas e instantáneas para saber en cada momento cuál es la calidad del aire que respiran los abulenses y para actuar de forma rápida cuando se superen esos límites».