"Somos un referente en atención a victimas de violencia"

E.Carretero
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Quien fuera alcaldesa de Piedralaves (Ávila) está al frente desde hace año y medio de la Dirección General de la Mujer, que entre sus muchos retos, y como uno de los más prioritarios, tiene el de luchar contra la violencia machista

"Somos un referente en atención a victimas de violencia" - Foto: Rubén Cacho ICAL

El próximo sábado, como cada 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, jornada en la que se denuncia la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y que sirve para reclamar políticas en todos los países para su erradicación. Y es que esta problemática no se restringe a un ámbito geográfico concreto, pudiendo afectar a cualquier mujer con independencia de su lugar de residencia, origen, situación económica, social o cultural. Tampoco Castilla y León es ajena a un drama cuya verdadera dimensión desconocemos por cuanto en muchos casos esta violencia está oculta, con lo que la magnitud del problema va más allá de las cifras de agresiones y denuncias. 

¿Cuántas denuncias de violencia de género se han presentado en Castilla y León en lo que va de año? ¿Evidencian algún cambio de tendencia respecto a ejercicios anteriores? 

Para conocer este dato tenemos que acudir a la fuente, el Consejo General del Poder Judicial, que es quien hace públicas estas estadísticas por trimestres. El último dato corresponde al segundo trimestre de 2023 en el cual en Castilla y León se presentaron 1.584 denuncias frente a las 1.400 del mismo período en 2022. 

Las cifras nos informan de la realidad, pero no son la realidad. La de la violencia de género, por desgracia, es mucho más compleja que los datos. De manera que cuanto más se acerque el dato a esa realidad, mejor la conoceremos y mejor podremos intervenir sobre ella. Por tanto, un incremento en los datos de denuncias no necesariamente es negativo, al contrario: nuestro llamamiento es que toda mujer que sufra violencia denuncie. 

Los expertos alertan de que las denuncias son solo la punta del iceberg de este problema. ¿Qué se puede hacer para que los casos afloren? 

Efectivamente, este es quid de la cuestión: hacer aflorar todos los casos de violencia para que este iceberg cada vez sea menos oculto y, por tanto, más visible. Hasta tal punto estoy convencida de que esto es así que creo que la eficacia de las políticas públicas contra la violencia machista debería medirse desde esta óptica. 

En esta línea, el Ejecutivo autonómico viene reforzando su compromiso con la prevención y la detección precoz a través de programas educativos y con el Tercer Sector para construir una sociedad civil cada vez más comprometida con la igualdad. 

Además, animamos y acompañamos a las víctimas que sufren violencia de género a que den el paso. Precisamente, la campaña de la Junta de Castilla y León de este año con motivo del 25N quiere transmitir este mensaje: 'Estate tranquila, estamos contigo'. 

 

En nuestro país una mujer muere cada seis días fruto de la violencia de género y solo el 22 por ciento había denunciado antes. Esto es preocupante porque ni la propia víctima ni su entorno habían alertado de esta situación. ¿Cree que la sociedad sigue pensando que lo que pasa de puertas a dentro de una casa es algo que no le incumbe? 

No. La violencia de género ha dejado de ser algo que sucede de puertas para adentro. Como apuntaba antes, su erradicación debe ser un compromiso de toda la sociedad, de todas y cada una de las personas que conformamos esta sociedad.

En nuestra Comunidad, no obstante, hemos dado pasos decisivos en esta dirección al 'formalizar' la denuncia de oficio mediante la activación de respuestas cuando haya indicios en casos de riesgo, para intervenir aun cuando no se haya presentado una denuncia. 

Pero, insisto, es deber y obligación de todos y cada uno de nosotros informar, denunciar y no tolerar manifestaciones de violencia machista. 

¿Se están produciendo cambios en cuanto al tipo de violencia que se ejerce sobre las mujeres? 

Si. Es una realidad cambiante y adaptable a cada tiempo, pero la esencia siempre es la misma.   

En la sociedad actual las tecnologías están al alcance de todos y, por supuesto, también en las manos de quienes las utilizan para agredir y maltratar a las mujeres. 

¿Qué lleva a las mujeres a no denunciar? ¿Cuál es el principal freno? 

Son muchos los factores que pueden influir en esta decisión y, algunos, se lo digo como mujer y como madre, comprensibles. Entre ellos se encuentran la dependencia emocional y económica del agresor, el miedo, los hijos, la vergüenza y el qué dirán, sobre todo en situaciones de violencia en el medio rural o en mujeres de muy avanzada edad y, también, el desconocimiento, sobre todo en jóvenes adolescentes. Se ha producido un cambio en los valores con los que se identifican y en la 'pareja ideal'.  

¿Cree que en parte el que las víctimas no denuncien tiene algo que ver con una falta de confianza en los recursos de ayuda que les pueden prestar las administraciones? 

No, no creo que sea así y en ningún caso debería ser así. Cada día, nuestro trabajo se centra, precisamente, en generar percepción de confianza y seguridad. Nuevamente aludo aquí a la campaña de este año: 'Estate segura, estamos contigo'. 

¿Cuáles son los principales recursos que presta la Administración, en este caso la Junta de Castilla y León, a las mujeres víctimas de violencia de género que dan el paso de denunciar? 

Castilla y León es referente a nivel nacional por su modelo de atención integral a víctimas de violencia de género, que conlleva recursos en la detección, en la atención integral y, también, en la restitución de derechos para que cada mujer violentada recupere su autonomía. 

En este sentido, se le ofrecen diferentes recursos en cada una de las fases por los que la víctima va transitando. Así, desde los centros de emergencia se ofrece atención inmediata, atención psicológica, asesoramiento jurídico y recursos orientados a la inserción laboral, pasando por casas de acogida o incluso recursos altamente especializados para casos especialmente graves vinculados a drogadicción o enfermedad mental, lo que denominamos servicios de atención dual. 

¿Qué tiene que hacer una mujer que se encuentre en esta situación? ¿Qué pasos debería dar? 

Depende de la gravedad de la situación y de la urgencia en la respuesta. Si se encuentra en una situación de riesgo extremo en el que incluso peligra su integridad física, se debe llamar al 112 y, desde ahí, se articulan todos los recursos necesarios.

Si la situación no requiere de actuación de urgencia, puede pedir ayuda de dos maneras. Una de ellas, a través del teléfono 012 Mujer, unidad especializada en la atención telefónica, tanto jurídica como psicológica, de manera anónima sin identificación. Otra, de manera presencial, acudiendo a los servicios especializados de atención del sistema de servicios sociales en Castilla y León, que son esencialmente tres: en primer lugar, los CEAS o Centros de Acción Social en función de su domicilio. Puede obtener información del suyo e incluso cita a través del 012. En segundo lugar, en las secciones de Mujer de las gerencias territoriales de Servicios Sociales. Por último, en las entidades del Tercer Especializadas.

¿Las mujeres en el medio rural que sufren este tipo de violencia lo tienen más difícil aún? ¿Qué otros colectivos son especialmente vulnerables? 

Si, las mujeres víctimas de violencia machista del medio rural se encuentran con dificultades mayores que las que viven en una ciudad. El medio rural ha sido y es mi medio natural y sé de lo que hablo. Nuestros pueblos son entornos más pequeños, donde todo mundo se conoce, y la percepción de incomprensión e inseguridad es mayor para las víctimas, unido a una mayor dificultad de acceso a los servicios de protección y seguridad. 

Otras víctimas especialmente vulnerables son las que presentan circunstancias asociadas a enfermedad mental grave, con algún tipo de discapacidad que las hagan dependientes, o adicción a alguna sustancia. 

Para estos casos de mayor complejidad, disponemos de recursos altamente especializados para su atención. Me estoy refiriendo a los servicios de atención dual para enfermedad mental y adicciones. 

Muchas de las denuncias se dan entre mujeres jóvenes. ¿La educación es la clave para erradicar este tipo de violencia? 

La educación sigue siendo un factor clave para la prevención. Educar en valores, en igualdad, sigue siendo fundamental si queremos seguir avanzando en la lucha contra la violencia machista.

Pero no sólo es la educación, actualmente sobre todo en jóvenes y adolescentes. El acceso a las pantallas y las nuevas tecnologías juegan un papel importantísimo en la violencia a edades más tempranas.

Según los últimos estudios realizados muchas víctimas de violencia no son conscientes de estar sufriendo esta problemática. Las entidades que atienden los casos de violencia de género en adolescentes recomiendan incidir en detección y atención precoz en los adolescentes y su entorno, incrementar su formación y la de las familias y profesionales.

¿Se trabaja desde la Junta en las edades más tempranas para lograr ese objetivo de violencia cero? 

Si. En el ámbito de la educación formal, trabajamos con la Consejería de Educación en el desarrollo del Plan Estratégico de Igualdad de Género, pero también lo hacemos en el ámbito de la educación no formal a través de entidades que trabajan con jóvenes: Consejo de la Juventud, Federación de Baloncesto y otras entidades deportivas. En este momento, es uno de nuestros objetivos prioritarios. 

Con un tiempo ya prudencial para el análisis desde su aprobación, ¿Considera que la ley del sí es sí ha supuesto un avance en esta lucha? 

La única consecuencia que conozco de esta ley, y cuanto más pasa el tiempo peor, es el número de agresores sexuales que están en la calle o se les ha reducido la condena. 

En Castilla y León, la agresión sexual es una forma de violencia de género. Nuestra Ley autonómica del 2010, pionera en su momento, así lo recoge, alineándose con lo que después se definiría como tal en el Convenio de Estambul. Y, a la vez, recoge el derecho a una atención integral a la víctima y a las personas dependientes de ella. También de manera pionera.