La pérdida paulatina de población en el medio rural, que aunque se frenó en 2019 viene arrastrando ocho años de caída, y la malas conexiones a internet en buena parte de la provincia son dos de los principales problemas que acechan a las farmacias rurales abulenses, junto a una política de precios de los medicamentos a la baja y la excesiva carga de guardias diarias y nocturnas. La cada vez más exigua facturación y el elevado número de guardias son factores que amenazan a las farmacias rurales como si de una Espada de Damocles se tratara. La vocación ejerce en muchos casos de contrapeso, pero en otros la subsistencia es difícil y no queda más remedio que echar el cierre. Es la tendencia que se viene experimentando en Castilla y León y en menor medida en la provincia de Ávila, que aún así acumula dos años con pérdida de farmacias rurales, lo que pone de relieve las dificultades por las que pasa un colectivo que, precisamente en este 2020 de pandemia, se erigió en clave para miles de habitantes de la Ávila rural.
Así, la provincia arranca el año 2021 con 131 farmacias, de las que 96 son rurales. En el ejercicio de 2020 se perdió la más pequeña, la de San Martín de la Vega del Alberche, y el año anterior había cerrado la de San Martín del Pimpollar, ambas en Gredos, de manera que en solo dos años esta comarca ha pasado de tener cuatro farmacias a dos. Es la realidad de buena parte de la región y lo que parece que viene por delante si no se invierte la tendencia, según pone de manifiesto la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Ávila, Inés Barco, quien asegura que «de aquí a diez años el panorama no pinta bien».
La despoblación y la falta de comunicaciones son, a su juicio, los dos grandes problemas de las farmacias rurales abulenses, y los dos están relacionados de alguna manera. «En zonas como la Moraña, el Tormes, Gredos o en la parte alta del Valle Amblés hay muchos problemas de comunicaciones en cuanto a la cobertura, de manera que a veces no funciona el sistema (se trabaja con 3G o satélite) y cuando un cliente llega con una receta electrónica a veces se acaba yendo a otra población mayor que esté cerca», comenta.
Además en un año como el 2020, con el teletrabajo en auge y con muchas personas decidiendo irse a vivir a sus segundas residencias en los pueblos, el acceso a internet se antoja clave para poder ganar habitantes en el medio rural. «Quieren que la gente joven venga, pero ¿cómo van a quedarse con el acceso a la tecnología que tenemos?; son inversiones prioritarias si queremos que Castilla y León no sea un desierto en 20 años, y estamos cansado de decírselo a las administraciones», apunta la farmacéutica, quien relaciona esta pérdida de población con la cada vez más baja facturación de las farmacias en el medio rural.
viabilidad económica. En este escenario, se estima que 20 farmacias de Ávila se encuentran en una situación de viabilidad económica comprometida, lo que supone que el farmacéutico ganaría más como profesional adjunto en otra farmacia (atendiendo al convenio vigente) que en la suya propia. Se trata, tal y como subraya Inés Barco, de farmacias «totalmente vocacionales», no en vano en muchos casos ni siquiera la ayuda que les ofrece la Administración para complementar los ingresos les sirve para compensar la pérdida.
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