La flecha amarilla que guía el Camino, desde Ávila

M.E
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La Asociación del Camino de Santiago de Ávila rinde homenaje al creador de la señalización de la ruta jacobea en la plaza del Obradoiro, al finalizar su peregrinación por el Camino del Norte

La flecha amarilla que guía el Camino, desde Ávila

Su llegada a Santiago de Compostela, tras las últimas cuatro etapas del Camino del Norte y como finalización de la peregrinación emprendida en 2018 (con el paréntesis de la pandemia), no pasó desapercibida. Si cada año llegan a la Catedral de Santiago centenares de miles de personas (el año pasado más de 440.000), los que lo hicieron este lunes por la tarde de la mano de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Ávila no fueron un grupo más, ni mucho menos. Para celebrar el 35 aniversario del fallecimiento de Elías Valiña, creador de la señalización del trazado de la ruta jacobea en los años 70, así como su esperada entrada en Santiago, cerca de 90 peregrinos que iban a terminar el Camino formaron una flecha humana amarilla en la mismísima plaza del Obradoiro. Un evento tan vistoso como «emotivo» al que acompañaron las gaitas y al que se invitó a representantes de asociaciones y entidades, entre ellas el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, la Agencia de Turismo de Galicia o la Archidiócesis. A juzgar por las imágenes difundidas y por la repercusión en los medios locales la iniciativa resultó  un éxito, todo un logro para un colectivo que está a punto de cumplir 20 años. 

Durante este Puente del Pilar (del viernes 11 al martes 15 de octubre), 87 miembros de la asociación, todos de origen abulense (entre ellos su presidenta, Raquel Martín), recorrieron las últimas cuatro etapas del Camino del Norte que iniciaron en 2018, las de Baamonde-Sobrado dos Montes (26,4 km), Sobrado dos Montes-Arzúa (24,5 km), Arzúa-Pedrouzo (18 km) y Pedrouzo-Santiago (20 km). Fue a la llegada a la emblemática plaza del Obradoiro cuando los socios, vestidos íntegramente de amarillo (incluyendo gorra y calzas), protagonizaron el acto culmen del reto, tumbarse en el suelo para formar una flecha amarilla. Durante el acto, seguido con expectación, se recordó cómo un día Elías Valiña, al ver que «muchos peregrinos se perdían, compró un lote de pintura amarilla, fue al inicio del Camino Francés y desde allí se desplazó a Santiago señalando los cientos de puntos» conflictivos. La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Ávila se comprometió a que «el Camino siga siendo especial y a no alterar su esencia», una ruta que no ven como «una moda», sino como punto de «reflexión sobre lo que queremos, a dónde vamos y con quién compartirlo».