Cuando de lo que se trata es de salir a tomar una copa por la zona sur de Ávila, un nombre viene rápido a nuestra cabeza: La Oca. No en vano, este clásico de la hostelería abulense lleva ya más de 30 años siendo punto de encuentro no sólo para los vecinos del barrio. También lo es para muchos abulenses y visitantes que saben apreciar la calidad de sus preparaciones y el buen trato de la familia Jiménez.
Fue Julio Jiménez (padre) el que en diciembre de 1993 puso en marcha un bar hoy ya emblemático y a cuyo frente continúa su hijo, también Julio, con el que hablamos sobre su historia.
«Mi padre era hostelero de siempre, y nosotros hemos continuado con su legado», comenta Julio, que descubre que fue su madre, Elisa, la que eligió el nombre del bar, como homenaje a sus raíces en Umbrías, donde había muchos animales.
En aquel entonces, Julio apenas tenía ocho años. Ha crecido, pues, al calor de un bar que lejos de quedarse estancado en el siglo XX ha ido evolucionando, hasta convertirse en todo un referente en el mundo de la gastrococtelería.
Degustar una de sus muchas tapas mientras se toma una copa es un placer del que disfrutan cada día muchísimos abulenses. Sobre todo los fines de semana, cuando en ocasiones el local se queda pequeño para recibir a aquellos que no dudan en incluir a La Oca en su ruta de tapeo y copeo por la zona sur de Ávila.
Nos habla Julio en primer lugar de su amplia carta de tapas. Carnes y pescado, propuestas veganas o su famoso cochinillo se preparan cada día en su cocina para atender la constante demanda de sus clientes. «La verdad es que tenemos una carta muy elaborada de pinchos», presume Julio, que en este sentido nos habla también de las muchas participaciones de su establecimiento en el certamen Ávila en Tapas. «Lo hemos ganado dos años», recuerda el hostelero, «y además quedamos segundos otro año y en cuatro o cinco ocasiones hemos ganado la mención de innovación». Porque, como decíamos, si por algo se caracteriza La Oca es por ese deseo de seguir creciendo y mejorando, siempre pensando en sus clientes. «La verdad es que ya somos todo un clásico en el concurso.Y la gente nos cuenta que espera cada año a ver qué preparamos.Siempre estamos pensando con qué sorprender al cliente», prosigue hablando Julio, que habla de la dificultad que conlleva diseñar una tapa innovadora y deliciosa pero que pueda prepararse con la velocidad que exige el certamen gastronómico.
Tapas deliciosas siempre, eso sí, servidas y acompañadas por los cócteles y copas que tan bien saben preparar en La Oca.