Editorial

El riesgo de no regular bien las viviendas turísticas

Diario de Ávila
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La sociedad cambia a ritmo acelerado en todos sus aspectos, por eso es necesario reinventarse para que esa revolución constante no derive en problemas

Nadie duda de que el turismo se ha convertido en los últimos años en uno de los principales motores de la economía abulense, a modo de compensación por la triste pérdida de industria y otros sostenes de empleo, un peso específico creciente que, asentado sobre unos valores patrimoniales materiales e inmateriales extraordinarios a nivel nacional e internacional, ha hecho que cientos de miles de turistas de España y del mundo vengan todos los años a visitarnos.

Ese incremento del turismo, anestesiado en los últimos años por motivos que aquí no vienen al caso, ha hecho crecer en Ávila, igual que en el conjunto nacional, esa 'novedad' en el alojamiento que son las denominadas viviendas turísticas, conversión de pisos privados en lugares de hospedaje ocasional que por los beneficios que genera en sus promotores ha crecido exponencialmente, tanto que su número se ha duplicado en Ávila en cuatro años y nuestra provincia concentra la cuarta parte de los acomodos de este tipo en Castilla y León.

Ante ese fuerte aumento registrado en Ávila, la Asociación de Hoteles de Ávila, en paralelo con lo que se ha demandado en muchas otras ciudades,  ha pedido al Gobierno que actúe ante un «incremento descontrolado» que, argumentan, no solamente se ha consolidado como una fuerte competencia a los hoteles u hostales, que si está todo bajo la exigible legalidad ha de respetarse por las leyes del mercado, sino que amenaza con enquistarse como un problema social porque, aseguran, redunda tanto en la falta de vivienda residencial como en el encarecimiento de los alquileres tradicionales, ya que al disminuir mucho la oferta (encaminada al alquiler ocasional para el turista) se incrementa la demanda, y en ese desequilibrio los precios siempre van muy al alza.

Alertan además los hoteleros, recordando que su sector cuenta ahora con prácticamente las mismas camas que hace veinte años, de que ese crecimiento tan grande de las viviendas turísticas reduce las posibilidades de acceso a los jóvenes que buscan donde residir y «hace perder la identidad» a las ciudades, todo lo cual advierten que es un problema social.

La sociedad cambia a ritmo acelerado en todos sus aspectos, y también lo ha hecho en el del sector dedicado a ofrecer cama a los turistas, y por eso es necesario reinventarse para que esa revolución constante no derive en problemas serios. El de los pisos turísticos, que los hoteleros lamentan que esté teniendo «un crecimiento alocado, sin tarificación y con un total libre albedrío», es uno de esos sectores que necesita una inmediata regulación que ayude a su normalización, porque sin ella el riesgo de que los daños directos y colaterales acaben siendo muy serios no hace más que crecer, también de forma exponencial, y en el mercado de la vivienda se conjugan muchos y muchos grandes intereses que a toda la sociedad afecta, de una manera u otra.