La formación coral arevalense La Moraña está a punto de cumplir los 35 años, y esto quiere decir que los miembros coralistas estamos enganchados a la polifonía, y tanto es así, que estábamos deseando volver a cantar tras este terrible paréntesis. Con las distancias y con mascarilla ?quién nos iba a decir que nos veríamos cantando con mascarilla y sin hacer grupo?, que parecíamos a aquellos orientales que nos parecían raros, haciendo turismo con mascarilla hace tiempo, cuando aún no teníamos ni idea de lo que se avecinaba.
En este tiempo de pandemia hemos actuado esporádicamente, al aire libre, como también ensayábamos, demasiado bien estaba el resultado sonoro, porque entre la distancia que dificultaba empastar voces y la mascarilla que frenaba el hilo o chorro de voz… pero había que empezar.
Para finalizar el año teníamos planeados dos conciertos, de música navideña, como requieren la tradición de las fechas, uno en Ávila, colaborando con la asociación de Amigos de la UCAv, ya lo hicimos en otras ediciones, ese magno concierto del Lienzo Norte que veíamos tantas gentes por las retransmisiones de la tele de Ávila, la 8, además de los numerosos espectadores de ese gran auditorio. Nuevamente se encendió la ilusión cuando nos invitaron a participar en ese popular acto de "Avila canta la Navidad".
El segundo concierto navideño, se celebró en Arévalo, como también es tradición de muchos años, en la parroquia de Santo Domingo de Silos, en nuestra casa y ante nuestras gentes. Ya informa este Diario de este acto.
Pero el de Ávila ha sido suspendido según aconsejaron las autoridades sanitarias como consecuencia del brote de covid que estas últimas fechas nos azota de nuevo. Y bien que lo hemos sentido, teníamos ilusión. El de Arévalo, era una situación distinta y mejor controlable, si ha permitido su celebración. La respuesta del público ha sido magnífica y responsable. Esperamos volver pronto a lo habitual.
Tengo que reconocer que la música tan de estas fechas enternece nuestros corazones, nos encandila y nos sitúa mejor en estas fechas de fraternidad y amor. Ya sean los villancicos clásicos internacionales, algunos de ellos muy conocidos, o los otros más populares, de aquí y de Hispanoamérica, músicas y letras populares que encajan muy bien. Especial ternura tienen algunas de esas composiciones, preciosas y llenas de candor. Y las otras, las más festivas y bullangueras propias de celebraciones callejeras, como el grupo que amenizó las calles hace algunas noches. Y las composiciones polifónicas de grandes autores, o las populares, pero todas ellas nos identifican con las fechas y lo que celebramos.
Aunque el inicio de estas fiestas navideñas parece la iluminación y los adornos de casas o escaparates, el verdadero inicio nosotros lo consideramos esta música navideña.
También, para finalizar el año, viajamos hacia Sotillo, esa bella población del sur de Ávila que ha acogido este año la Asamblea General de la Institución Gran Duque de Alba, nuestra entidad cultural provincial. Así lo recalcó su alcalde en la bienvenida, sincerándose cómo él con los libros de esta institución «me hice abulense no sólo de corazón, también de cabeza»… bonita relación y el fruto de ese sembrar de la Gran Duque de Alba. Acto que también sintió el vacío del pasado año.
Y de nuevo fueron los encuentros de amigos y compañeros, de homenajes y reconocimientos, de estrechar amistades y de entablar otras nuevas, que el mundo de la cultura abulense está magníficamente representado en esta gran familia de la cultura en su sentido más amplio posible.
En poco tiempo he tenido la oportunidad de estar dos veces en esta preciosa villa, después de muchos años, porque ya la conocía de antaño, de los frecuentes viajes al Valle del Tiétar por San Roque y la Virgen de Agosto, de sus piscinas, las de la gran «aguadilla» de Amparo… y me ha sorprendido enormemente su evolución en positivo. Es una de las pocas poblaciones de nuestra provincia que está creciendo, en población, en urbanismo y sobre todo en el calor y trato de sus gentes. Y precioso su auditorio del Centro Cultural 'La Pasada'. Como me congratulo de ello, al contrario de cómo me entristece ver nuestros pueblos «trasterrados», como dijo González de Cardedal. Pero esto es otra historia. Y ¡suerte a todos!!!