Garrapatas bajo control

A. González (EFE)
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Sanidad extrema el control sobre estos insectos en un verano que prevé complejo

Garrapatas bajo control - Foto: Foto erik karits 2093459 en freepik

A las puertas de un verano que prevé complicado, el Ministerio de Sanidad vuelve a extremar la vigilancia sobre los mosquitos e incorpora también a las garrapatas, capaces de transmitir una quincena de enfermedades, aunque le preocupa sobre todo una emergente: la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo.

Sanidad culminó hace unos días su Plan nacional para enfermedades transmitidas por vectores, que activó hace algo más de un año con las dos primeras partes: una, dedicada a las que contagian los mosquitos exóticos Aedes -dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla-; y la segunda, a las que transfieren los autóctonos Culex -fiebre del Nilo Occidental, Usutu y fiebre del Valle del Rift-.

La semana pasada, presentó la tercera y última sobre garrapatas, conocidos vectores de afecciones endémicas como la fiebre botonosa o exantemática mediterránea o la enfermedad de Lyme.

Casos de Crimea-Congo

«Hay bastantes enfermedades que pueden transmitir las garrapatas pero una que nos preocupa mucho es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que no es muy frecuente pero puede llegar a ser muy grave», comentaba Lucía García San Miguel, jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y coordinadora del plan de vectores.

Considerada una enfermedad emergente, España comenzó a tener conocimiento de su circulación en 2010. Desde entonces, se han detectado 14 casos, el primero en 2016, de los que han fallecido cinco, el último el pasado mayo.

Todos, menos el de una enfermera que se contagió en el hospital, fueron ocasionados por la mordedura de la garrapata hyalomma, un género no autóctono pero ya muy presente -sobre todo en la mitad oeste peninsular- en una amplia variedad de animales salvajes y domésticos. Pero no los perros, tranquilizan desde el CCAES.

Además, para que se produzca la transmisión, lo primero que tiene que ocurrir es que la garrapata -o cualquier otro vector- esté infectada, y ni mucho menos todas lo están. Luego tiene que encontrar a su huésped susceptible, humano o animal, y morderle o picarle, todo ello bajo unas condiciones ambientales adecuadas. De modo que contagiarse no es tan fácil.

La transmisión de esta fiebre puede darse también de humano a humano, no así con la enfermedad de Lyme, que pegan exclusivamente las garrapatas y sobre la que el Ministerio de Sanidad ha puesto el radar ante su expansión estos últimos años porque, aunque no es tan letal como la anterior, sí que puede degenerar en cuadros invalidantes.

Se produce por el mordisco de otra especie, de la familia Argasidae que cuando adquieren la infección la mantienen durante toda su existencia; alrededor de 2.000 personas cogen al año la enfermedad de Lyme, pero como el diagnóstico es indirecto todo apunta a que hay muchos más.

¿Cómo protegerse? Además de cubrirse con ropa y meterse el pantalón por los calcetines, es muy importante revisarse a uno mismo y a los demás cuando se llega a casa, subraya Lucía García.