Un año después de la sentencia del Tribunal Supremo, la situación de La Lugareja sigue igual. Sí, la sentencia ha sido favorable a la propiedad del obispado, por tanto, de la parroquia y por tanto de Arévalo, pero aquello sigue igual de inaccesible. No se ha ejecutado la sentencia… y la gente se indigna por una situación que ya se tenía que haber resuelto.
Por eso se planteó realizar una marcha que planteó la propia parroquia y las cofradías de la ciudad, una marcha reivindicativa para que se solucione de una vez por todas eso que la justicia ya ha sentenciado. Y se planteó para el sábado día 4 de noviembre.
Y entre tanto, una de estas borrascas con nombre, no recuerdo cual, porque están barriendo nuestra geografía una detrás de otra, tan sin descanso, con unos vientos enormes pocas veces vistos por aquí y mucha agua, que de esto no estamos sobrados y salvo en algunos sitios que se ven bastantes aguas acumuladas en numerosos charcos, está cayendo abundante sin ocasionar grandes daños por aquí, los embalses han ganado algún porcentaje, y eso nos alegra, siempre está bien, y los primeros verdores otoñales alegran el paisaje árido del verano.
Pues estaba anunciada y al final se celebró, a pesar del vendaval, lo que quitó muchas intenciones de acudir, aunque no fue pequeña la respuesta del público. Hacia La Lugareja en «romería» gentes arevalenses que sentimos profundamente lo que está ocurriendo, que nos están privando tanto tiempo del acceso libre a un monumento que es nuestro, un referente en la arquitectura mudéjar que no podemos mostrar a nuestros amigos y turistas, el único referente que aparece en los libros de arte.
Algún lector de fuera de Arévalo me ha preguntado qué era La Lugareja, que estaba leyendo cosas y no lo encajaba. Pues amigos míos, este edificio del s. XII representa nuestro mudéjar, nuestra arquitectura más característica de la ciudad y la comarca, lo que algunos llaman románico de ladrillo, en definitiva, lo nuestro y el edificio más importante de los más de cien de la comarca, el más representativo. Y porque después de ser un monasterio medieval, pasó a parroquia rural en el s. XVI hasta 1911 en que se realizó el denominado «arreglo parroquial» por el que dejó de ser parroquia pasando a depender de la de Santo Domingo de Silos como iglesia auxiliar mientras en aquel anejo quedara alguna población. Y después tenía cultos esporádicos al convertirse en ermita de una romería tradicional al menos desde el s. XVIII. Los que ya somos maduros recordamos aquellas romerías de tortilla y chorizo, las merendillas en la alameda y aquellos consursos de tortillas en su última época, aquella música de gaitilla y tamboril del traslado y de los bailes… una época entrañable, y por eso la tenemos tanto cariño y la sentimos tan nuestra, porque es una referencia a una de nuestras tradiciones rotas.
Aún recuerdo en uno de aquellos cursos de arquitectura española 'El Mudéjar', la visita y extraordinaria explicación del director Fernando Chueca Goitia, que la definió de una forma extraña pero sorprendente. «La Lugareja es como un meteorito venido de Babilonia, caído en medio de la meseta…». Y qué explicación tan llena de aspectos técnicos, sus proporciones ideales, y de sentimientos, los que despierta su contemplación, libre de envolturas de alambre y en horarios coherentes. Nunca entendí que Cultura de la Junta de Castilla y León admitiera el horario que ahora tampoco se cumple. Un verdadero dislate el «secuestro» al que está sometida, inaccesible.
Volviendo a la marcha, el ambiente que se respiraba era de una indignación contenida, y ahora más por la larga espera que no se comprende.
Me pidieron que leyera un manifiesto a los allí congregados y como mis vínculos con este tema son tan estrechos, cómo no iba a ofrecerme. Unas palabras semejantes a las de la marcha del mes de julio, aumentadas por el tiempo y las circunstancias, por lo incomprensible de la situación e impotencia sin saber que podemos hacer desde fuera, pero con el propósito de protestar por la situación, y así se apeló a las instituciones locales, provinciales y regionales a que hagan lo posible para que se ejecute la sentencia y vean los caminos públicos cortados, así como la plaza del anejo Gómez Román que sigue siendo pública.