Aranceles, ¿riesgo u oportunidad?

Carlos Cuesta (SPC)
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La inestabilidad generada por el proteccionismo de Trump pone de relieve que este tipo de políticas es perjudicial para la economía, a la vez que abre vías de negocio lucrativas

Aranceles, ¿riesgo u oportunidad?

Si el contexto geopolítico ya era lo suficientemente complejo desde la pandemia y, se ha agravado hasta dimensiones impensables en los últimos años con los conflictos bélicos en  Ucrania y Gaza, la realidad ha vuelto a dar una vuelta más de tuerca con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y sus políticas proteccionistas que amenazan el orden económico mundial. 

En menos de tres meses desde que el mandatario lleva en la Presidencia del país más poderoso del mundo se ha producido un giro vertiginoso en las relaciones comerciales de EEUU con aliados históricos como Europa, Canadá o México, y un choque de consecuencias incalculables en este momento con China, al que le ha redoblado los gravámenes hasta un 125%, un hecho inédito en la historia de los aranceles.

Desde que el republicano decidió implementar con duras tasas productos clave como el acero, el aluminio, y más tarde sobre sectores como la automoción y la tecnología, el comercio mundial se ha visto afectado por una gran inestabilidad que han reflejado las Bolsas de todo el planeta con pérdidas que han destruido un buena parte de los beneficios que acumulaban desde que se inició 2025.

El anuncio de una pausa de 90 días en la aplicación de los aranceles decretados el 2 de abril a todos los países que han iniciado negociaciones para abordar sus disputas comerciales y su sustitución temporal por un gravamen del 10%, al tiempo que incrementó al 125% los de China ha dado un respiro a las economías afectadas, pero no ha eliminado el temor a que el mandatario vuelva a activarlos de forma unitaria.

El nuevo escenario comercial internacional se caracteriza ahora por unas relaciones de desconfianza y de cierta hostilidad, así como también de búsqueda de oportunidades fuera del mercado estadounidense con transacciones y negocios muy lucrativos. 

El lenguaje del líder republicano, con una insultante falta de respeto y decoro para defender los aranceles, le descalifican a él mismo y a sus políticas cuando aseguró que «esos países le están llamando desesperados y le están besando el culo con tal de lograr un acuerdo. Se mueren por tener un acuerdo. Por favor, por favor, haré lo que sea, señor, haré lo que sea», exclamó. 

Ante esta realidad, la alternativa de las grandes potencias fue la de anuncios de impuestos recíprocos lo que, según los expertos, provocarían una desaceleración de la economía muy intensa, además, de incrementar la inflación.

Se trata de unas medidas que los analistas liberales rechazan de plano y recomiendan justamente lo contrario, al entender que se pueden abrir vías de negocio muy interesantes con altas rentabilidades. Es decir, según sostienen, recortar impuestos y potenciar el mercado libre al más alto nivel es lo que ha traído prosperidad a la mayoría de las naciones en los últimos 60 años y, por el contrario, el fracaso económico a los países con las políticas más proteccionistas.

Revisión de acuerdos

Aunque por un período de 90 días EEUU ha paralizado los aranceles, algunos de los países afectados como los de la UE están revisando acuerdos con otras potencias para mitigar los posibles efectos que hubieran tenido estos gravámenes en sus balances, como el CETA (Canadá) y el JEFA (Japón). En este sentido, México y Mercosur también plantean nuevos retos, especialmente en productos agrícolas y tecnología.

En el caso de España, el análisis que hacen los economistas es sortear esta realidad con una mayor industrialización, apoyando empresas que creen más valor añadido y, sobre todo, cuidando los sectores más estratégicos en su PIB, desde el turismo a la industria de automoción y componentes, pasando por actividades como la agroalimentación, donde productos como el aceite, el vino y el queso, entre otros muchos, se ha demostrado que por su calidad pueden competir en los mercados más exigentes del mundo.

Los expertos subrayan que las políticas proteccionistas también presentan oportunidades para que España diversifique sus productos. Así, si se analiza lo que ocurrió en 2020 en un contexto no tan agresivo pero con un alto proteccionismo de Trump, las exportaciones nacionales a Asia y América Latina crecieron un 15%, compensando parcialmente la caída que se ocasionó en las ventas a Estados Unidos.

Ante los mensajes más pesimistas, no todo se ve negro y, en términos generales, España puede beneficiarse de un mayor comercio intracomunitario dentro de la UE, que sigue siendo uno de sus principales socios comerciales, con exportaciones que representan más del 60% del total en la actualidad.

Las políticas arancelarias también pueden incentivar a las empresas del país a mejorar su eficiencia y competitividad en un mundo globalizado. Además, la digitalización y la economía verde podrían representar una vía para que las industrias españolas se modernicen y se posicionen mejor en los mercados internacionales.