La Hermandad de los Estudiantes entrará a formar parte de la Semana de Ávila con su propia procesión y, lo que es más significativo, con una restaurada imagen del Cristo que les acompañará en su recorrido por el casco histórico.
El conocido como Cristo de los Estudiantes, que se guarda en San Pedro, se acaba de enfrentar gracias al patrocinio de la UCAV (desde donde nace la Hermandad) a un proceso de restauración que ha devuelto a la pieza de finales del siglo XVII todo su esplendor.
El trabajo de restauración ha corrido a cargo de la empresa Castela o, más concretamente, de sus restauradoras, Nuria Fuentes y Sonsoles López. Mientras miran el resultado de su trabajo explican que la restauración ha consistido fundamentalmente en eliminar los barnices oxidados que hacían que el Cristo estuviera muy oscuro. También se ha tenido que recuperar la policromía, por lo que ahora, por ejemplo, se pueden ver los latigazos en el cuerpo y la sangre ha recuperado su color, lo que hace que «el resultado sea espectacular». Esto se debe entre otras cosas a los diferentes materiales, puesto que está el contraste de la madera con las lacas utilizadas para la sangre o la tela del paño de pureza que es una tela encolada y enyesada donde se ha tenido que trabajar con mucho cuidado por su fragilidad.
Talla del Cristo de los Estudiantes restaurada - Foto: David Castro De la pieza destacan su detallismo tanto en el Cristo como en la Cruz, donde tras la limpieza incluso se pueden ver las formas de la vetas de la madera.
Las restauradoras afirman que tanto la limpieza como el proceso de recuperación, que se ha realizado según los criterios éticos de la restauración, han servido para dar más realismo a la pieza. Para ello se realizó un cuidado trabajo y así lograr la mezcla adecuada de disolventes para limpiar la madera, o recuperar el pelo, para lo que «se ha realizado un tratamiento de desinfectación». También se han recuperado algunos dedos del Cristo.
Todo ello para que la imagen, con el tiempo adecuado para ‘asentarse’, esté preparada para lucir en el retablo al que pertenece y pueda salir en procesión en Semana Santa para que todos los abulenses puedan descubrir que estaba escondida en la oscuridad de sus colores perdidos por el tiempo y que ahora se vuelven a ver.