Con solo cinco años como profesor en el Instituto Alonso de Madrigal, José María Pérez ya ha demostrado una contribución excepcional al ámbito educativo. Así lo señalan las bases de los Premios Educa Abanca a los que ha sido nominado como uno de los quince mejores docentes del año en Formación Profesional de España y, lo que es más importante, así se lo reconocen día a día sus alumnos, que han sido los artífices de esta nominación.
Nacido en Plasencia, allí realizó sus estudios elementales para después marcharse a Cáceres a hacer un ciclo formativo de informática. Ya entonces se dio cuenta de que su verdadera vocación era ser profesor, pero para ello necesitaba estudios universitarios y fue en la Universidad Pontificia de Salamanca donde realizó la ingeniería técnica y después la superior, además del Curso de Adaptación Pedagógica que le habilitara para dar clase.
Pero nada más terminar la universidad decidió montar una empresa de consultoría sobre desarrollo de aplicaciones móviles y web en la que estuvo embarcado junto a otros dos compañeros durante cinco años, pero las cosas no salieron como esperaba y comenzó un periplo en el que pasó por varias empresas, todas ellas del sector tecnológico, primero en Salamanca y después en Madrid, hasta que hace cinco años comenzó como docente ya en Ávila, aunque todavía compaginó esa actividad con su trabajo en una empresa de Londres, hasta el año pasado, cuando aprobó las oposiciones y consiguió su plaza en la ciudad amurallada.
En total fueron 18 años en la empresa privada que sin duda le sirvieron como base para ser el profesor que es hoy. «Cuando era docente, me gustaban mucho los profesores que contaban la experiencia de la empresa privada, y yo quise seguir esos pasos», explica José María Pérez, quien cree que ser profesor de Formación Profesional requiere, además de enseñar unos conocimientos, hablar a los chicos de cómo encajan esos conocimientos dentro de la empresa. Por eso decidí irme a la empresa a buscar ese conocimiento, porque además me ofrecía la posibilidad de programar y de gestionar personas, que también me gusta mucho».
De hecho, reconoce que le hubiese gustado quedarse tres o cuatro años más en la empresa de Londres, pero el nacimiento de su hija hizo que su prioridad pasase a ser estar ya en Ávila.
Su fórmula para transmitir todo ese conocimiento y experiencia acumulados durante esos 18 años pasa por «hacer lo que ya hacía en la empresa, llevar esa metodología de trabajo al aula», explica este profesor de FP, que comenta que «cuando mis alumnos empiezan a buscarse la vida y a lanzar conocimientos, ven que lo que hacen tiene un sentido, y eso justo es lo que yo pretendo llevar al aula. Desde el primer mes empezamos a trabajar en un proyecto real que en febrero o marzo ya tiene su versión en la Play Store y puede ser descargado por los usuarios y tiene un impacto, y eso es lo que intento llevar de la empresa a la docencia, el trabajo con proyectos reales y con una metodología».
De esta forma, como indica, «cada alumno va marcando su propio camino de aprendizaje, un viaje en el que, dependiendo del tiempo que dediquen, podrán profundizar más o menos en sus tareas» y al final «se darán cuenta cuando se vayan a la empresa de que es lo mismo que hacían en el aula».
Ávila en tapas, Huellas, Carné Joven de Castilla y León, Rememora o FoodSafety son algunos de los proyectos que han desarrollado con un objetivo «dar responsabilidades a cada alumno y que se involucren desde el primer día», comenta, al tiempo que señala que «hay días que entro en el aula y los alumnos están tan centrados en sus tareas que se olvidan de que estoy allí». «Yo les propongo la idea inicial, porque tengo que ver que encaje en el currículo, pero luego son ellos los que la van cambiando y lo bueno es que hay improvisación dentro de una organización, pues semana a semana vamos repartiendo tareas, van surgiendo problemas y los vamos resolviendo, como en la empresa», apunta José María Pérez, que actualmente da clases de Programación Multimedia de Dispositivos Móviles, Programación de Servicios y Proceso y Acceso a Datos, dentro del Ciclo de Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma.
Una de las cosas más bonitas que le han pasado en su vida de docente ocurrió en sus inicios en FP básica con chavales de 16 y 17 años, muchos de los cuales no tuvieron una buena experiencia en la ESO. «Allí me di cuenta de que los alumnos no necesitaban que yo les hablara de trabajo, sino que necesitaban que les escuchara», explica José María Pérez, quien reconoce que tuvo que «cambiar el chip porque lo que necesitaban era más empatía y trabajar con ellos de una manera más humana».
En ese tiempo conoció a un chico que había venido de Guinea y que había tenido una infancia bastante complicada porque «tuvo que cruzar desde África y saltar la valla. No sabía hablar español y tuve que adaptar las clases y los exámenes para que pudiera entenderlos», comenta el profesor, quien recuerda emocionado que al final del curso «me escribió para darme las gracias por haberme cruzado en su camino, que es una de las cosas más bonitas que me han dicho y que me llevo sin duda».
Una muestra más del compromiso de este docente que como él mismo dice, intenta «preparar lo mejor posible» a sus alumnos para que «se defiendan de la menor manera posible cuando vayan a una empresa para ser contratados». Algo que le ha servido además para esa nominación como mejor docente de FP en España. Un reconocimiento que fue «una sorpresa y un honor inesperado», asegura, al tiempo que añade que «la mayor satisfacción no es la nominación en sí, sino saber que mis estudiantes han valorado mi trabajo de manera tan positiva».
«En septiembre me llegó un correo en el que me comentaban que había gente que me había nominado para este premio y me decía que podía aceptarlo o no, pero me pedía que me lo pensara bien porque había alumnos que se habían molestado en rellenar muchos formularios», comenta José María Pérez, quien recuerda que a los quince días le llegó otro email que no abrió hasta que su mujer le indicó que habían seleccionado sólo a 15 profesores y que estaba entre ellos.
El siguiente paso es la fase de méritos, donde Pérez Ramos y el resto de nominados tendrán que demostrar una serie de méritos, como escribir libros, artículos científicos, proyectos de innovación, presencia en redes sociales, etc, y el próximo 15 de diciembre, la Plataforma Educa publicará la lista de los 10 finalistas y el 15 de marzo de 2025 se dará a conocer el título del Mejor Docente de España 2024 en una ceremonia celebrada en Santiago de Compostela.
«Es muy difícil dar un premio al mejor profesor porque hay mucha gente que no está y que son buenísimos, pero debo reconocer que ha sido una sorpresa», señala, aunque los premios le han acompañado a lo largo de estos años, con ejemplos como el segundo Premio de Ideas y Servicios de Datos Abiertos de la Junta de Castilla yLeón; el Premio a Experiencias Inspiradoras otorgado por el Ministerio por el proyecto 'Ávila en Tapas' o el Premio FPEmpresa por un proyecto que intenta fomentar la figura de las alumnas dentro de ciertos ciclos formativos.
Aficiones y proyectos. Entre las aficiones de este profesor del Instituto Alonso de Madrigal están el fútbol y el arbitraje, al que se dedicó durante 18 años. De hecho, la primera vez que vino a Ávila fue para pitar un ascenso del Real Ávila y casualmente ahí conoció también a su mujer. «Mi orientación inicial antes de hacer FP era ser profesor de Educación Física, pero conocí la informática y me enamoré más que del deporte y tiré por ese camino», apunta José María Pérez, quien reconoce que le encanta «todo lo que tiene que ver con la tecnología y con el campo, y ahora que soy padre, todo lo que gira en torno a mi hija».
En el plano tecnológico, son varios los proyectos de los que realmente se siente orgullo, entre ellos uno de alertas alimentarias y otro que denominaron 'Rememora', en el que investigan cómo la inteligencia artificial puede desarrollar interfaces de usuarios que sean sencillas para personas mayores y personas con Alzheimer que, como indica, «ha sido la mejor experiencia que he vivido como docente al trabajar con personas mayores». Y es que si algo definen los proyectos que este docente impulsa desde el aula es su carácter social.