El nombre exacto del cargo es el de 'coach' deportivo. Dicho así dice poco sobre lo que realmente realiza Víctor Rodríguez en la actualidad. Si lo definimos como un 'hermano mayor' en lo deportivo quizás nos acerquemos un poco más a lo que actualmente desempeña el de Piedralaves. Porque en estos momentos, y mientras sigue con su particular lucha por volver a competir sobre el asfalto, el abulense tiene a su cargo a los siete jóvenes pilotos del Igax Team. Y aunque su verdadero objetivo es volver es regresar a los circuitos, lo cierto es que su nueva labor le permite seguir vinculado al motociclismo. Y eso le gusta.
La llamada del Igax Team fue una «oportunidad» que aparecía como 'salida' en medio la particular pelea que Víctor Rodríguez mantiene con las diferentes mutuas médicas –la que tiene como autónomo y la que trabaja para la Real Federación Española de Motociclismo– en su intento por volver a ser piloto –para lo que necesita el alta médica– o porque le reconozcan los problemas neurológicos derivados del accidente de 2022 y le autoricen el tratamiento médico pertinente. Lo tiene muy claro el piloto de Piedralaves. «O estoy bien, y por tanto quiero que me firmen el alta médica para poder competir, o entonces que me reconozcan mi situación y por tanto me paguen la recuperación». No hay más. Pero ni lo uno ni lo otro. «Me dan el alta para la vida diaria, pero no me lo dan para subirme a una moto y ponerme en un circuito» explica. Lo curioso de todo ello es que «ni unos ni otros –ni su mutua y la de la RFEM– dicen tener profesionales médicos capaces de valorar mi situación» explica ante el daño neurológico que sufrió tras su accidente en 2022. «Si acudo por mi parte a un medico privado y les llevo los resultados de las pruebas, me dicen que no son sus médicos y que no valen... ¿Entonces?Nadie se está haciendo cargo de mi situación y al que van a dejar mal es a mi.Porque yo lo que quiero es recuperarme y competir» llama la atención el piloto de Piedralaves, sumido en una espiral sin sentido alguno.
No es de extrañar que pensara en retirarse. «Estaba en casa metido sin poder hacer nada» confiesa.Recuerda que apenas un mes después de caerse en Vallelunga quiso regresar. «Pensaba que me iba a recuperar rápido». Ha pasado un año de aquello. «Tenía prácticamente una depresión». Y en ello apareció una oportunidad con la que no contaba. «Me habían llamado algunos equipos para competir. Les iba dando larga.No quería decirles que no.Y fue entonces cuando surgió la oportunidad de formar parte del Igax Team» un equipo al que conocía. Y la propuesta le resultó muy apetecible.
Desde entonces ejerce de 'coach' deportivo. A su cargo tiene dos pilotos júniors de la European Talent Cup, tres en el Campeonato de España de Moto 4 y dos en el Campeonato de España de PreMoto 3. Su labor, cuidar de ellos cuando llega la competición. «Se trata de ayudarles». Pueden parecer cosas básicas pero no lo son. «Les enseño ciertos hábitos como cuándo entrenar, cuando calentar, qué comer, a qué horas hacer ciertas cosa...» explica. Pone como ejemplo lo que se encontró a su llegada. «Quedaban cinco minutos para empezar y ningún piloto había salido a pista. Ni siquiera se había cambiado de ropa. Ahora hemos marcado ciertos hábitos. Tienen que estar una hora antes de la carrera en el box, calentar 45 minutos antes de salir a pista, cambiarse de ropa 30 minutos antes de salir a pista...» Se podía decir que es su 'hermano mayor' que les acompaña en todo momento.
«Me siento bien. En un principio tenía mis dudas. Soy una persona con poca paciencia. Estoy acostumbrado a exigirme mucho pero desde el principio he tratado de no ser como soy yo conmigo mismo. Son chavales que están aprendiendo.Se tienen que divertir, no tienen que verlo todo como una obligación. Estoy intentando hacer lo que me hubiera gustado que hubieran hecho conmigo». No hay mejor punto de partida.
Más de un año sin competir
Comenzaba el mes de mayo de 2022 y Víctor Rodríguez visitaba el circuito italiano de Vallelunga, segunda cita del Campeonato Italiano de Velocidad - Supersport 300. Un fin de semana –7 y 8 de mayo– en el que cambió su vida. Porque el joven piloto de Piedralaves se iba al suelo arrastrado por un rival en una caída múltiple en la que uno de los pilotos le pasó por encima de la cabeza y el cuello. Quedó inconsciente en el suelo. «No me acuerdo de nada» diría después desde el hospital de Roma donde estuvo ingresado de un accidente que pudo ser fatal –sufrió traumatismo craneoencefálico y torácico severo, las dos primeras costillas rotas y un neumotórax como consecuencia de una perforación de pulmón– y cuyas secuelas aún le impiden competir. Porque aquel accidente le dejó secuelas.Las físicas –molestias y pinchazos– son asumibles, pero las neurológicas –pérdida de memoria– no le permiten subirse a una moto para competir.