"Siempre he intentado ser más compañero que entrenador"

Sergio Jiménez
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José Luis Sanz es conocido en Ávila por llevar 38 años como ordenanza en el IES Isabel de Castilla y por su labor como entrenador, que le ha llevado por casi todos los clubes de la ciudad. Y siempre rodeado de jóvenes, lo que más le gusta

"Siempre he intentado ser más compañero que entrenador" - Foto: Isabel García

José Luis Sanz Sanz (Adanero, 1961) siempre será conocido como "el conserje alto del Isabel". Y con razón. Lo primero, porque es alto, de eso no hay duda. Y lo segundo, porque lleva casi 39 años trabajando como ordenanza en el citado instituto abulense. "Empecé siendo casi un niño. De hecho, algunos profesores del nocturno (una adaptación del bachillerato para gente que compaginaba trabajo y estudios) me confundían con un alumno cuando me veían por los pasillos", recuerda. José Luis empezó compartiendo conserjería con dos mujeres ya mayores, próximas a jubilarse, y ahora es él quien ve la retirada a la vuelta de la esquina. Aún le faltan dos años y algunos meses para ello, pero, por lo menos, ya se ha acogido al prejubilación. Casi cuatro décadas en el que han pasado por el IES Isabel de Castilla miles de estudiantes, centenares de profesores y muchos compañeros de garita, como Adolfo, Carmelo o Jesús. Juntos hicieron de la conserjería del Isabel de Castilla uno de los lugares más frecuentados del centro y, por ende, ellos llegaron a ser más populares que muchos profesores. «Nosotros éramos realmente jóvenes y teníamos muy buena relación con los chavales. El ambiente era fenomenal, iban a nosotros como amigos», comenta.

Una de las razones de la popularidad de José Luis y del resto de conserjes era su participación en los campeonatos de fútbol-sala y baloncesto que se organizaban en el instituto. «Era un torneo muy bonito porque se juntaban todas las clases o hacían equipos entre ellos para jugar contra el equipo de profesores que teníamos. Era un torneo de profesores contra alumnos», explica. Y el premio para el ganador no era menor: nada más y nada menos que viajar a Madrid a ver un partido de los playoffs de la Liga ACB de baloncesto, principalmente de Estudiantes o Real Madrid contra el equipo que resultara. El torneo estaba organizado por el Departamento de Educación Física del centro, con Toñi Mozo como impulsora y Javier Gil como continuador, junto a la colaboración de otros profesores y los propios conserjes. Sin embargo, el paso del tiempo fue haciendo decaer el torneo. Pero la fama de José Luis y compañía no decayó.

La otra faceta por la que José Luis es muy conocido es por su estrecho vínculo con el fútbol base de Ávila. No obstante, lleva también muchos años (casi tantos como ordenanza en el Isabel de Castilla) entrenando a chavales gracias a su gran pasión por el balompié. Gran aficionado del Real Madrid, ayer viajó hasta Londres para vivir in situ la final de la Champions League, que enfrentó a su querido Madrid contra el Borussia Dortmund, con la ilusión de que el equipo blanco conquistara su Décimoquinta Copa de Europa. Fue precisamente en la capital de España, donde cursó estudios de Periodismo, donde le surgió ese gusanillo por entrenar. «Un amigo mío de allí había empezado a entrenar y me animó a que seguir sus pasos. Entonces es cuando empiezas a entrenar, ves que te gusta y decides sacarte el carné (posee el nivel 1, que permite dirigir equipos hasta categoría regional)», explica.

"Siempre he intentado ser más compañero que entrenador" - Foto: Isabel GarcíaY así fue como José Luis comenzó en el mundo del fútbol amateur y que le ha llevado a pasar por la mayoría de clubes base de Ávila: Zona Norte (donde empezó y donde entrena actualmente), Milan Academy, Real Ávila (donde llegó a ser coordinador de la cantera), ÁvilaSala,... Y de todos guarda un gran recuerdo. Y todos los chavales que ha entrenado también hablan maravillas de él. José explica su secreto: «Siempre he intentado ser más compañero o amigo que entrenador. Siempre he tratado de llevar bien a los chavales para que fueran educados, que supieran comportarse en un campo de fútbol y para evitar enfrentamientos contra rivales o compañeros. Además, intento que ningún chaval juegue menos de 15-20 minutos. Nunca he dejado a ningún chaval sin jugar ni un minuto en un partido».

Quizás uno de sus mejores recuerdos lo vivió durante su primera etapa en la Zona Norte (entonces llamado ADE), en la que entrenó a un grupo de 22 chavales «que jugaba como los ángeles, entrenarles era muy fácil porque les gustaba mucho el fútbol». Les entrenó en etapa juvenil y estuvieron cerca de subir a Nacional División de Honor, pero la edad de los chicos (18 años) y algún error que asume el entrenador en primera persona, hicieron que el final de temporada resultara algo amargo. «El equipo era impresionante, pero también eran muy juerguistas. Recuerdo un partido que nos pusieron un domingo a las 11,00 de la mañana en Burgos que muchos fueron a jugar sin dormir. Y perdimos. Pero tiene mucho valor que chavales de esa edad se suban a un autobús a las 7,00 de la mañana para ir a jugar a Burgos. Tiene mucho mérito», comenta. Entre esos jugadores se encontraban Rubén, Lozano o Piru, que luego jugaría muchos años en el primer equipo del Real Ávila. Jose guarda muy buen recuerdo de aquella época y de las dos personas que le ayudaban: Alberto del Pozo (su segundo) y del tristemente fallecido Santiago San z Arcones, quien le acompañaba en todos los viajes.

En aquellos años también jugaba en el ADE (aunque en una categoría inferior) Rubén Peña. «Yo entrenaba al juvenil regional de la Zona y Peña era cadete de segundo año. A pesar de ello, le subíamos a jugar con nosotros». Pese a que ya se le veían maneras al abulense, José no esperaba la progresión que ha mantenido Peña y que le ha llevado a triunfar en Primera División (192 partidos entre Valladolid, Eibar, Villarreal y Osasuna, una Europa League con los amarillos y un subcampeonato de Copa del Rey con los navarros): «Sinceramente no me esperaba que llegara donde ha llegado. Tenía un poco de mala cabeza, pero era muy bueno. Luego cambió mucho y eso le hizo subir y llegar donde ha llegado».

Parece que el fútbol abulense está creciendo poco a poco. Rubén Peña está consolidado como futbolista de élite, Borja Jiménez ascender esta tarde con el Leganés a Primera, dos asistentes (Gonzalo López y Rodrigo Blázquez) están en Segunda División. Y el Real Ávila ha subido a Segunda RFEF tras 22 años de espera. José Luis, que sabe lo que es el equipo encarnado desde dentro, ha disfrutado mucho con ese esperado ascenso y advierte de la dificultad de la próxima temporada. «Ha sido una maravilla, me lo pasé muy bien. Empezamos muy bien, pero luego pegaron un bajón, como es normal. La plantilla quizás era demasiado corta y eso se sumó a la mala suerte con Babu, que apenas ha jugado en todo el año por las lesiones. La próxima temporada va a ser muy difícil, pero bonito al mismo tiempo. Si el Ávila desciende, pues mala suerte, pero vamos a intentar disfrutar el año», comenta. La base de la plantilla de este año debe marcar el futuro encarnado, con futbolistas abulenses que han sido muy importantes en el éxito, como Carlos Pascual, Tena, Toper o el capitán Andrés Llorián quien, a pesar de no haber nacido en Ávila, es un abulense más. «Es más abulense que muchos. Durante el Concurso de Acreedores se demostró quién era del Real Ávila. Él, con alguno más, buscó patrocinadores para intentar salvar al club», afirma José Luis.

Sin embargo, los árboles no deben evitarnos ver el bosque. Porque el fútbol base de Ávila y, sobre todo, las instalaciones deportivas de la ciudad necesitan una remodelación urgente, empezando por el estadio Adolfo Suárez. «La nueva propiedad del club tiene que remodelar el campo. No puede estar así, porque les van a exigir muchas cosas para jugar en Segunda RFEF y la Copa del Rey. No es solo levantar la torreta de focos, sino una iluminación nueva», asegura. Otros proyectos, como Sancti Spiritu, se quedaron a medias (en teoría, las previsiones hablaban de construir dos campos más) y eso provoca que muchos fines de semana apenas haya espacio para dar cabida a todos los equipos de Ávila. Muchos equipos, pero pocos clubes. «Hay demasiados equipos de un mismo club en la misma categoría. Lo bonito sería que estuviera el Real Ávila, el Dioce, la Casa Social que desapareció, el Duperier, la Zona Norte,...», se lamenta José Luis, al tiempo que evoca sus viajes a Burgos para jugar en las instalaciones de Pallafría, que son «impresionantes».

Con toda una vida ligada a este deporte, José Luis es una persona autorizada para hablar de lo que se cuece dentro del balompié abulense. No obstante, él prefiere quitar algo de hierro al asunto y quedarse con todas las amistades que le ha granjeado esta faceta. «Siempre he intentado ser un compañero más que un entrenador. Me quedo con el cariño y la amistadque puedes conseguir de los chavales. Para mí, eso es lo más importante, el cariño, sin duda ninguna», afirma. 

José Luis Sanz, un adanerense de nacimiento, pero abulense de adopción al que siempre le ha gustado rodearse de gente joven. Es lo que tiene tener un corazón y un ánimo joven y positivo. Por eso, siempre será «el conserje alto del Isabel de Castilla» y el entrenador de tantos chavales que han pasado por sus manos, que tanto cariño le profesan. Esa es la mayor alegría que José Luis se puede llevar de sus dos facetas.

(Puede leer la entrevista completa en la versión en papel de Diario de Ávila)