Los comercios de barrio son el alma de las ciudades, lugares donde confluyen cada día los vecinos en busca de productos de cercanía y sobre todo de un trato personalizado. En Ávila son pocos los que han sobrevivido a la vorágine de los supermercados, primero, y de los hipermercados después, pero si preguntas en la zona sur de la ciudad por una tienda de ultramarinos de las de toda la vida, todo el mundo te indicará la calle Logroño, número 8.
Allí, en pleno barrio de San José Obrero, se encuentra Alimentación Marina, popularmente conocida como 'La Marina', con más de medio siglo de historia y con una capacidad de adaptación a los nuevos tiempos que han permitido a este negocio familiar sobrevivir entre los grandes gigantes de la alimentación.
Esta pequeña tienda vio la luz en 1972, gracias al espíritu emprendedor de Marina, una mujer llegada a la capital desde Niharra que fue sin duda una adelantada a su tiempo pues como comenta uno de sus hijos, Carlos Arribas, entonces era extraño que fuera la mujer la que diera el paso de montar un negocio, pero en este caso «fue ella la que se puso al frente del mismo al tiempo que nos criaba a nosotros».
Esos primeros año, el negocio se encontraba en lo que hoy es su almacén, un local más pequeño que el actual en el que como ocurría en ese tipo de negocios más frecuentes hoy en día en pueblos pequeños, se vendía un poco de todo en alimentación, «todo al peso, tanto la legumbre como la pasta o la leche», pero también había artículos de mercería o de papelería, «lo que era un ultramarino puro y duro», explica Carlos, quien recuerda que desde muy pequeños, su hermano Jesús y él se fueron incorporando poco a poco, «ayudando en lo que podíamos».
Por entonces, en dos o tres calles se encontraban hasta ocho tiendas iguales, todas de comercio tradicional, pero con la implantación de los primeros supermercados en el barrio, la mayoría cerraron y 'La Marina' adquirió entonces el local en el que hoy se ubica y que es un referente no solo para cualquier abulense, sino incluso para gente llegadas de la provincia y de otros puntos de España.
Y es que si de algo saben Carlos y Jesús, que actualmente están al frente del negocio, junto a dos empleadas, es de adaptarse a los nuevos tiempos, apostando por la transformación y la especialización con la calidad de sus productos por bandera. «Hemos mantenido las legumbres al peso, pero hemos ido metiendo conservas mejores y nos hemos especializado en charcutería para diferenciarnos de los supermercados, además de apostar por lo abulense, con más de 40 productores y más de 100 referencias en sus estanterías», apunta Carlos, además de introducir otros nichos de negocio como la paquetería o Globo. Todo para adaptarse a las necesidades de sus clientes, que ya son de tres generaciones diferentes, pues como afirma «hay que intentar buscar nuevas fórmulas y adaptarse, porque las formas de comprar han cambiado y no te puedes quedar anclado en el pasado».