Hace dos décadas Ángel Martínez trabajaba en una empresa de mantenimiento, vivía en la localidad madrileña de Las Rozas y no tenía ninguna relación con Ávila. Sin embargo, recuerda, la idea de montar un negocio de turismo en algún pueblo llevaba tiempo rondándole por la cabeza así que cuando un día, por casualidad, vio en internet un anuncio de un establecimiento hostelero en Hoyorredondo que se vendía no dudó en viajar hasta este pequeño pueblo del Valle del Corneja, situado entre Piedrahíta y La Horcajada, para visitar un inmueble que finalmente terminó comprando. Así fue como nació La Trocha de Hoyorredondo un hotel rural de seis habitaciones que también cuenta con bar restaurante y que durante estos 20 años Ángel ha estado gestionando a caballo entre Hoyorredondo y Madrid. De hecho, en los últimos años, desde que dejó de trabajar en su empresa, se ha dedicado en exclusiva a este negocio que montó con tanta ilusión.
«Al principio veníamos los fines de semana, luego contratamos a una persona y ahora, por diferentes motivos, me he quedado solo al frente del negocio», dice Ángel para tratar de explicar qué le ha llevado a ofrecer prácticamente a «coste cero» el negocio de bar restaurante de su alojamiento rural. «Mi padre murió hace dos meses y mi madre es mayor y vive en Las Matas y, además, tengo dos hijos y no me da tiempo de atender todo», dice este hostelero que ha decidido seguir llevando el hostal pero que busca a alguien que se encargue de la parte de restauración del negocio.
«no puedo con todo». «Quiero liberarme un poco y yo solo no puedo atender el restaurante», reconoce Ángel que por ese motivo está dispuesto a ceder la parte de su negocio dedicada a bar y restaurante. Y es que, apunta, para el hostal «es bueno que haya un servicio de bar» donde los huéspedes puedan desayunar o comer, con lo que quien coja esta parte del negocio tendrá clientela asegurada. Eso sí, Ángel reconoce que solo con los clientes alojados el restaurante no da para vivir pero también asegura que son muchos los visitantes de la zona que demandan un servicio como éste que él sin embargo ya no puede ofrecer por falta de tiempo. «Me llaman muchas veces para reservar una comida pero tengo que decir que no», lamenta Ángel que solo con atender el hostal, realizar gestiones administrativas y encargarse del mantenimiento del establecimiento y de su exterior no tiene tiempo material de dedicarse también a la cocina. Y es que durante años, cuando contaba con ayuda, el restaurante de La Trocha de Hoyorredondo ha estado funcionando para ofrecer desayunos y cenas, y además con muy buena aceptación por parte de los clientes. «Tanto en Booking como en Tripadvisor y otras plataformas los comentarios son muy buenos», pone como ejemplo Ángel de la satisfacción de sus clientes.
«Quien lo coja no va a tener que pagar nada»«Quien lo coja no pierde nada porque no va a tener que pagar nada», asegura el propietario de este negocio rural que está dispuesto a ceder la parte de bar restaurante sin cobrar ningún alquiler y solo compartiendo con quien se haga cargo de ello las facturas de suministros. «Ofrezco pagar los gastos a medias», asegura Ángel al hablar de una oferta que a priori parece muy atractiva tanto para gente de la zona como para personas con experiencia en hostelería que quieran iniciar algo nuevo y hacerlo en el medio rural.
Y es que, señala este hostelero, el bar restaurante cuenta con las autorizaciones pertinentes, está ya montado y listo para empezar a funcionar. Además, el negocio cuenta con la marca de calidad Ávila Auténtica, que concede la Diputación Provincial.
«Quiero seguir atendiendo a mis clientes pero necesito liberarme un poco», insiste este hostelero a la hora de explicar los motivos de una decisión que espera se convierta en una oportunidad laboral para otra persona y que, quién sabe, quizás también se asiente en este municipio de apenas 60 habitantes por el que hace ya dos décadas Ángel apostó para cumplir un sueño que ahora quiere compartir con otros.