Editorial

Un día cuyo éxito será que no se tenga que volver a celebrar

-

Hoy se celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha instaurada por la ONUen el año 1999, con lo que son ya 25 años los que se lleva conmemorando esta fecha, cuyo éxito llegará en el momento en el que no se tenga que volver a celebrar, porque eso significará que esta lacra habrá desaparecido.

Pero hasta que ese momento, ojalá, llegue, las cifras actuales son más que preocupantes en todo el país y también en Ávila. Según el último informe del Portal de Estadística de Violencia de Género, en la provincia hay 343 casos activos, lo que supone un incremento de un 22 por ciento respecto a las 281 de hace un año. Además, se incrementaron también significativamente las llamadas al 016 en el que las víctimas buscan ayuda o asesoramiento, llegando hasta las 427, nada menos que un 70 por ciento más que el año pasado, de tal manera que hay más de una llamada al día. Si se atienden a los datos nacionales, hay que lamentar 40 asesinatos en lo que va de año, cifras insostenibles todas ellas, se mire por donde se mire.

La sociedad entera será hoy un clamor que reclamará dignidad e igualdad para las mujeres, pero sobre todo justicia. Más allá de para reivindicar y dar visibilidad a este drama, este día se utiliza también para reflexionar sobre las causas de esta violencia, pero sin los avances necesarios para mejorar una situación que año a año se viene repitiendo, cuando no agudizando, por eso, conmemorar este día no debe ser solo un acto simbólico, sino que se requiere una acción sostenida por parte de muchos de los actores que están implicados, y también compromisos tangibles que supongan alguna mejora. Esto incluye, entre otras cuestiones, educación para prevenir la violencia desde edades tempranas, políticas públicas que protejan y apoyen a las víctimas, y una justicia que no solo condene a los perpetradores, sino que garantice la reparación del daño causado.

Desde todos los ámbitos de la sociedad debe quedar claro también que la lucha contra este problema no se limita a las leyes y los gobiernos, sino que debe ser una responsabilidad compartida por la sociedad entera, y cada uno desde su ámbito con actuaciones, por ejemplo, que cuestionen con el fin de transformar las narrativas que toleran la desigualdad, la objetificación y el abuso.

Varias son las concentraciones que hoy están programadas en Ávila, acudir a ellas será también una manera de denuncia y de apoyo a quienes ya no pueden librarse de este problema.