La polémica supresión por exigencia de Vox de los 120.000 euros que reciben anualmente tres ONG de la ciudad de Burgos que trabajan con migrantes y la posterior recuperación de esta partida por la alcaldesa Cristina Ayala (PP) tras una manifestación de más de 3.500 personas se reavivó este martes con varios frentes y todos con un mismo objetivo en el punto de mira: el Partido Popular. En el consistorio burgalés, Vox optó por no apoyar en la Comisión de Hacienda la enmienda con la que el PP rectificaba su postura inicial y que serviría para rescatar el convenio con las ONG que acogen a migrantes y vuelve a poner contra las cuerdas al presupuesto local para el año que viene y, por extensión, a la propia alcaldesa de Burgos.
La crisis del gobierno municipal de Burgos tuvo ayer su eco en las Cortes de Castilla y León, donde la habitual sesión de control al presidente de la Junta se convirtió en una pinza de PSOE y Vox desde ambos extremos ideológicos. Luis Tudanca apretó desde la izquierda al dirigente autonómico por no haber condenado un «acuerdo clasista y racista». Y Juan García-Gallardo, desde más allá de la derecha, por no «cortar las subvenciones a las ONG que contribuyen al éxito de las mafias de personas».
«En Castilla y León somos solidarios, hemos sido una tierra de emigrantes y ahora somos tierra de acogida», esgrimió Alfonso Fernández Mañueco para volver a marcar distancia con Vox ante las críticas desde ambos flancos ideológicos, y centró sus dos réplicas a los líderes de la oposición en su defensa de las ONG «antes, ahora y después». Y es que la crisis local de Burgos por la cesión inicial del PP a Vox al acatar la supresión de las ayudas, finalmente ha terminado salpicando a una política autonómica inmersa en una guerra de guerrillas a cuenta del proyecto de presupuestos de Castilla y León para 2025.
En el «tira y afloja» entre los partidos de un gobierno de coalición situó Fernández Mañueco lo que está ocurriendo en Burgos y se escudó en el «respeto a la autonomía municipal» para no ahondar en el consistorio burgalés. Reiteró, eso sí, su apoyo «personal y con actos» a las ONG y puso sobre la mesa la Ley del Tercer Sector aprobada en 2021 bajo su mandato: «Ahora más que nunca es necesaria la labor de las ONG ayudando a los más vulnerables». No faltaron tampoco los habituales reproches a Pedro Sánchez durante su réplica a Luis Tudanca, y culpó a la «nefasta política migratoria» del Gobierno de «los debates que estamos teniendo ahora».
Antes, el líder socialista de la Comunidad le había vuelto a tender la mano por enésima vez para que corte los pactos municipales con Vox y se apoye en el PSOE: «Rompan con Vox antes de que les dejen solos también allí». Tras la oferta de pacto, llegó el turno de las críticas: «El PP no ha cambiado de decisión en Burgos por convicción sino por miedo a la reacción ciudadana».
Tierra de acogida
Más duro fue, una sesión más, el cara a cara entre Fernández Mañueco y García-Gallardo. El líder regional de Vox volvió a tirar de la línea dura del argumentario de partido para situar al presidente de la Junta como el «perfecto aliado de las mafias de personas». «Es usted una persona sin palabra y sin honor», exclamó García-Gallardo ante los murmullos del hemiciclo, para recordarle al presidente, también por enésima vez, sus «incumplimientos» del pacto que sustentaba la Junta hasta julio. «Deje de demonizar a las ONG», la reprendió Fernández Mañueco, que replicó al líder de Vox que «no ha cambiado de principios» y realiza «las mismas políticas» que cuando compartían asiento en la Junta:«Los que han cambiado son ustedes». «Somos solidarios y por eso ayudamos a las ONG que ayudan a las personas, a los seres vulnerables, como Cruz Roja, como Cáritas, como ACCEM y como tantas otras», insistió el presidente, que apeló al leitmotiv de «Castilla y León es tierra de acogida» para destacar que en Castilla y León la inmigración está contribuyendo al desarrollo económico, social, laboral y al incremento de la población.
¿Qué pasa ahora con Burgos?
En el Ayuntamiento de Burgos, origen de esta crisis, falta por ver si finalmente Vox llevará al extremo el pacto con el PP o si finalmente apoyará el presupuesto a cambio de, como prometió, las ayudas a las ONG «solo sean para inmigrantes legales». Un desenlace que se precipitará a este viernes, cuando el consistorio burgalés debatirá la aprobación inicial del presupuesto local. No obstante, al gobierno de Cristina Ayala, con o sin Vox en un futuro, le quedaría un último recurso en caso de que no se apruebe este viernes el presupuesto. Sería la activación de una cuestión de confianza, como ya planteó Ayala la semana pasada: «Si no se aprueba el presupuesto el viernes, va a perder la ciudad de Burgos».