Editorial

Una necesidad que todos reconocen pero que nadie arregla

-

Vuelve a ser protagonista el tren en las conversaciones abulenses. Parecía que el debate sobre las necesidades, que son muchas, que en esta materia tiene la provincia abulense había decaído hasta prácticamente su desaparición, en lo que parecía ya una rendición  en cuando a las reivindicaciones, dando por sentado que nada se iba a conseguir y que nos resignábamos a tener que viajar por ferrocarril con lo poco que tenemos. 

Pero ha sido el anuncio del posible viaje del actual ministro de Transportes, Óscar Puente, en tren desde Madrid hasta Ávila el que ha puesto de nuevo a este medio de transporte en el foco mediático. La notoriedad de este ministro, para bien o para mal, eso ya depende del gusto de cada uno, es una condición que puede servir para que quien no lo conozca, se entera de esas carencias que tienen que sufrir cada día quienes optan por desplazarse en vagones hasta la capital de España. Otra cosa es que eso se pueda aprovechar o no.

También ha vuelto a la actualidad local la Plataforma del Ferrocarril, con intervenciones en los medios de comunicación por parte de su portavoz, en La8 Ávila y en este mismo periódico, para volver a poner sobre la mesa cuáles son las ya eternas reivindicaciones que sobre el tren se han presentado una y otra vez y desde hace décadas. Esa lucha, hasta ahora perdida, de rebajar el tiempo de viaje a Madrid a un tiempo razonable como puede ser entre los 45 minutos y 1 hora, se vuelve a presentar como la principal petición y que serviría para arreglar,  aunque fuera mínimamente, una situación enquistada y sobre cuyas necesidades todas las partes implicadas coinciden, pero sin que nadie ponga solución para ellas.

Sólo con esa mejora en el tiempo entre Madrid y Ávila, olvidada ya, puede que para siempre, el anhelo de una alta velocidad que entre todos alejaron de la estación abulense, los usuarios se darían por satisfechos. Y si viene aparejada a mejoras en los trenes, ajustes horarios y desaparición de retrasos, pues por supuesto que mucho mejor.

¿Quedan ganas para seguir en esta lucha? No parece que demasiadas. Este tirón por esa promesa del ministro, que está por ver si se cumple, ha reavivado un fuego que estaba apagado desde hacía mucho tiempo, pero que tampoco parece que se vaya a prender ni muy alto ni muchos meses. El escaso, por no decir nulo, resultado de anteriores quejas tampoco invita a pensar que esta vez vaya a ser la definitiva, aunque es cierto que, por bien de las próximas generaciones, alguna vez tendrá que ser la buena. Que sea esta depende de lo que el Gobierno central se quiera gastar. Ni más ni menos.