Han sido una semana exigente, en lo emocional y en lo físico, para un Real Ávila que tras el subidón de pulsaciones y emociones que supuso el duelo de Copa del Rey ante el Real Valladolid –sin olvidar el choque previo ante el Numancia, en esos momentos líder– acusó el bajonazo ante un Real Valladolid Promesas con más piernas, alma, ganas y compromiso por el escudo que llevan en el pecho que sus 'hermanos mayores'. Los de Javier Torres Gómez, interino en el cargo pero leyenda perpetua sobre el césped del José Zorrilla, supieron llevar al límite a los encarnados en un partido abierto, de esos que no se estilan en una Segunda RFEF propensa a partidos cerrados donde suele imponerse el miedo a conceder y la oportunidad a castigar. Sí supieron castigar los pucelanos los errores de los encarnados allí donde no suelen perdonar, en su área.Ya pasó en Copa del Rey. «Si aún nos pesaban los dos goles de córner que nos metieron el martes, imagina cómo estamos ahora cuando nuestra fortaleza es lo defensivo» reconocía Miguel de la Fuente tras un partido en el que los vallisoletanos habían conseguido marcar con excesiva facilidad. Irreconocibles por momentos, el equipo de Miguel de la Fuente concedió lo que hasta ahora no había concedido. Hasta la fecha sólo había recibido tres goles en el Adolfo Suárez, los mismos que le metió el Promesas en una tarde.
«Hemos cometido los suficientes errores como para perder el partido pero también hemos hecho las suficientes cosas bien como para haber puntuado». Pero aquello que se hizo mal pesó mucho más que lo que se hizo bien. Porque los goles, encajados en el minuto 2, en el descuento de la primera parte y en el inicio –48'– de la segunda dice mucho del partido. «Me voy a lo mental, a la capacidad de concentración por el momento de partido en el que han sido. La exigencia a los chicos esta semana ha sido muy grande».Rehuye Miguel de la Fuente a señalar al factor físico y al cansancio como uno de los argumentos para la derrota tras una semana de tres partidos y ya 15 jornadas en las piernas. Es el técnico quien mejor conoce a sus jugadores, pero al menos en el duelo de este domingo costó encender la chispa. Aunque los minutos de juego están medidos y controlados, la sensación es que algunos jugadores acusaron el esfuerzo de estos últimos encuentros. Descansó el equipo este lunes y volverá a descansar el martes. Las piernas de algunos lo agradecerán.