Los elementos se pusieron especialmente a favor –comenzaron las vacaciones en colegios e institutos con lo que eso tiene de relajación para hijos y padres, llegó la Navidad a su epicentro y la climatología no era muy áspera para tratarse de esta ciudad con fama de gélida– y el Mercado Chico se convirtió la tarde y la noche del viernes en el lugar donde, encadenando citas y mirando por llegar a potenciales espectadores de todas las edades, se dieron cita varios espectáculos, con la música como principal protagonista, que sirvieron para dar una bienvenida alegre y muy participativa a las fiestas.
Arrancaba esa tarde de celebración navideña, denominada 'Marimorena Fum Fum Fest', dedicando sus primeros compases a los más pequeños, para los cuales la compañía Kamaru Teatro puso en escena una animada fiesta con un puñado de inquietos duendes como protagonistas –por el escenario andaban haciendo trastadas Estribillo, Mazapán y Piñón–. Mientras jugaban e implicaban a los pequeños en su actividad, sonaba como estupendo complemento la música, con villancicos a ritmo muy bailongo y dando entrada incluso al invasivo reguetón.
Pero bueno, como el frío era soportable y no hacía viento, y como además el ritmo animaba a moverse sobre el húmedo suelo del Mercado Chico, la fiesta creció y consiguió animar a pequeños y también a mayores durante el tiempo que se prolongó.
A eso de las ocho y media vino el primer cambio de tercio. Chely Capitán como voz –bastante parecida a la de Ana Torroja–, Nacho Lozano con la guitarra y Nico Barrena en los teclados se bastaron y se sobraron para crear en el Mercado Chico un estupendo homenaje a la banda Mecano ('Aire. Tributo a Mecano se titulaba el espectáculo), una mirada de calidad y muy digna a la que fue quizás la banda de pop-rock más importante de nuestro país de la cual, explicó la cantante, «nosotros no hacemos versiones sino que vamos a buscar su esencia».
Durante la hora y media que duró su espectáculo, con la satisfacción de ver que público de más de 45 años y también de menos coreaba con ellos los temas de la banda de los hermanos Cano y Ana Torroja –«es muy satisfactorio cuando el público joven nos dice tras escucharnos que no ya conocía muchas de esas canciones, aunque sean de una época anterior a la suya»–, el trío que ocupaba el escenario recreó temas digamos que ya clásicos como Me cuesta tanto olvidarte, Hijo de la luna, Aire, Me colé en una fiesta, Mujer contra mujer, Una rosa es una rosa o Héroes de la Antártida, tema este del que dijeron que era «muy apropiado para la ocasión, por el frío de Ávila».
No acabó ahí la cosa, ya que tras los duendes y el tributo a Mecano ocuparon el escenario dos DJs para ofrecer su música (Paul Jess y Ayren Deejay, uno de Ávila y otro llegado de Valencia), cerrando así el abanico de edad para abarcar en una sola tarde los gustos musicales de varias generaciones.